Santiago de Chile.- El exdictador chileno Augusto Pinochet modificó por última vez su testamento en 2005, aunque ayer se supo que en esa ocasión solo cambió de albacea y siguen sin develarse los herederos de su fortuna, que permanece embargada y bajo una investigación judicial.
En el Tercer Juzgado Civil de Santiago se abrió ayer el último testamento de Pinochet, fallecido en diciembre de 2006, a petición del Consejo de Defensa del Estado (CDE) que es parte querellante en la causa que investiga el origen de su patrimonio, que según los antecedentes del caso supera los 26 millones de dólares.
Ningún familiar del exdictador (1973-1990) asistió a la diligencia y solo estuvieron presentes una jueza, dos abogados del CDE, el notario Eduardo Avello, que guardaba el testamento, y dos amigos de la familia que en 2005 lo firmaron como testigos.
Al finalizar el trámite, el abogado del CDE Álvaro Quintanilla explicó a los periodistas que el testamento de 2005 solo contiene un cambio de albacea y no hace ninguna mención a los herederos de los bienes de Pinochet.
“Lo que se hizo hoy (ayer) fue la diligencia de apertura de un testamento que no contiene un llamamiento de herederos, sino simplemente la modificación del albacea o ejecutor testamentario por haber renunciado el anterior”, dijo Quintanilla.
En el documento, de tan solo media página de extensión, el dictador nombró como albacea a la abogada Julia Hormazábal, tras la renuncia de Óscar Aitken, acusado de participar, junto a Pinochet y otros miembros de su familia, en el “caso Riggs”.
Este caso se abrió a mediados de 2004 cuando se descubrió que Pinochet mantenía numerosas cuentas secretas en el Riggs Bank de Estados Unidos y otras entidades financieras del exterior.
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