Al borde del abismo

En la hora que escribimos el presente comentario, las fuerzas policiales reprimen a los estudiantes de medicina. Las huelgas han tomado cuerpo desde los maestros, pasando por médicos, trabajadores de salud y la entidad matriz de los trabajadores bolivianos, la Central Obrera Boliviana. La pita de tanto estirar en algún momento se tiene que romper; las tensiones sociales están aumentando peligrosamente en el país. A esto se suma la IX marcha de los llamados indígenas del oriente nacional.

Debemos, señores, admitir que existe una recalcitrante actitud del presidente Evo Morales Aima, para no negociar con los obreros contendientes que se están convirtiendo precisamente en eso: adversarios en las calles de un Gobierno que no quiere o no desea oír. Parecería más bien que las autoridades quieren medir fuerzas con los estudiantes que, como sabemos, son desprendidos de sus vidas. Por el coraje y valor de su juventud no miden el peligro, renunciando a su preciado don.

En ese punto es exactamente en el que se puede romper el equilibrio que costará al Gobierno una situación imprevisible.

Desde la anterior marcha -para citar un solo caso- los originarios han pedido la intervención del Presidente, en los términos más fraternales, incluso llamándolo “hermano presidente”. Don Evo Morales Aima se ha negado a intervenir, no ha escuchado y en todos los casos se ha ocupado de viajar al exterior, por asuntos que los embajadores acreditados deberían atender.

En el conflicto de los médicos, es un desatino intervenir en un gremio que tiene sus propias reglas, al igual que la Policía, el Ejército, el magisterio que cumplen reglas de juego, servicios, turnos, que sin intervención ajena suelen desenvolverse sin problemas en sus actividades. Pero un decreto obstinado y oficioso ha provocado en un sector una reacción increíblemente tenaz, al igual que la del Gobierno.

Estamos al borde del abismo, requerimos e invocamos que la Iglesia Católica, la Asociación Nacional de la Prensa y los periodistas, junto con el Defensor del Pueblo, don Rolando Villena, medien e intervengan antes que sea demasiado tarde. Señores, estamos cansados de paros, bloqueos con o sin razón, estamos desesperados porque los servicios de salud no nos atienden, porque simplemente no podemos caminar a nuestros centros de trabajo a cumplir obligaciones. No podemos viajar, en síntesis nada se puede hacer. El país está parado en un tira y afloja inmoral que puede desencadenar una guerra civil.

Final: el presidente Morales Aima con una mayoritaria votación debía haber constituido un Gobierno sólido, respetable y serio, que sea un espejo de América indomestiza, pues así expresaba en sus alocuciones como Presidente indio en un país segregado. Ahora encontramos una nación verdaderamente dividida, enfrentada entre sus mismas raíces, que son los hombres del campo del oriente y occidente.

Faltaba más, ¡señores! ¡Que no sea tarde!

Puerto Suárez - Santa Cruz, Bolivia.