OPINIÓN
Un hombre de la casa, el preferido de la familia entera, cuyo nombre está inscrito con letras de platino y marco de diamantes en los anales de la historia barcelonista. Pep Guardiola se convirtió en cuatro años en el técnico más exitoso de los 113 años de historia de uno de los clubes más grandes del mundo.
El 2008 fue presentado en reemplazo de Frank Rijkaart, un 17 de junio; más o menos por esa época se despedirá de su mayor cariño.
En diciembre del 2011 prácticamente fue tajante, al año me voy.
Hace un par de días atrás, desde su casa en conversación telefónica, le anunció al presidente del Barcelona que estaba muy cansado y que había llegado el momento. El pensar una serie de decisiones que tendría que tomar para la próxima temporada le creaba conflictos internos y necesitaba rellenarse, dando a entender que estaba vacío y que no tiene nada más para dar. Sandro Rosell inmediatamente lo convocó a la Ciudad Deportiva Blaugrana para conversar personalmente. Lo llamó el vicepresidente Josep María Bartomeu para tantearlo nuevamente y la respuesta fue la misma, en las entrañas de la dirigencia Barcelonista existía la esperanza que el haber quedado fuera de la Champion habiendo jugado mejor y perder la Liga lo tenían bajoneado y de mal carácter; sin embargo, tras tantos años de conocerlo eran conscientes que jamás por un mal momento o por mal humor tomaría una decisión precipitada, es más, ni siquiera tomaría una decisión, inclusive algunos aseguraron y con razón que nunca lo vieron enojado salvo cuando defendía a sus jugadores.
El Director deportivo Andoni Zubizarreta le adelantó que ya estaba aprobada la entrega total del poder para la toma de decisiones en este sector, en otras palabras solo él tendría que presentar la lista de los refuerzos requeridos para que la dirigencia gastando lo que sea necesario cumpla con sus pedidos.
Hubo inclusive, en estas horas de tensión y nerviosismo, una situación que pasará a la historia como el trabajo de Pep, llegado el momento de reunirse con el Presidente del Barza en una gigantesca mesa de fina madera, puso la chequera del club sobre la misma y le dijo” Te lo mereces, te lo has ganado… coloca la cifra que veas conveniente” la respuesta fue instantánea, no es por el dinero. Ahí comenzó la charla en serio y se extendió por tres horas. Por eso en conferencia de prensa el presidente del Barcelona ratifica esta situación y sostiene que Pep tiene un cheque en blanco en sus manos, esto fue real y dejó de ser simplemente retórica o una frase hecha. Luego de dejar la chequera sobre la mesa todo el tiempo, básicamente la conclusión fue que la relación con el primer equipo era más que buena y que hace tiempo dejaron de ser sus dirigidos para convertirse en sus amigos; esto en más de una oportunidad le creó problemas, por la sencilla razón que perjudicaría a más de uno con sus decisiones. Solo se le pidió en ese momento que antes de comunicar su decisión a la prensa, la conociera la dirigencia, cuerpo técnico y jugadores. Una hora después, durante 60 minutos de reunión se despedía del primer plantel.
Tipo honesto, responsable, humilde, buena persona, bien criado y bien aprendido, con seguridad le seguirá sonriendo la vida.
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