La gran frustración de 1969
“Había que esperar un día para ver el partido en diferido, un día para leer las páginas deportivas para que nos cuenten como fue el pena”
Un grito, uno solo. Pero que importante y unánime que fue. ¡Penal! Gritaron todos entre abrazos y sonrisas de alivio. ¡Penal! Cómo atronó la Bombonera. Se sacudión de arriba abajo el mítico estadio bonaerense. Se estremecieron todos. Por fin algo para conseguir un gol, para mantener la ilusión, para buscar la clasificación.
El “loco” Bernao, “Chirola” Yazalde, Daniel Onega y “Pinino” Más. Linda delantera pero inoperante. Dos de Independiente, dos de la derecha, dos de River Plate, los de la izquierda. Y cosa extraña, una hora contra los bolivianos y sin goles. “Deberíamos estar tres o cuatro goles arriba y nada. Nada en el primer tiempo, nada en el primer cuarto de hora del segundo”, pensaría más de uno en el estadio.
Hasta que el referí pitó el penal.
El penal
Bernao desbordó por la derecha y al acercarse al área penal, se la tocó a Yazalde, quién se metió al área donde chocó con Rojas y se cayó. Peña Rocha, cerca de la media cancha, pero de frente a la jugada, hizo sonar el silbato.
Se miraron los verdes y en especial al enano ese, al árbitro uruguayo Armando Peña Rocha. “¿Penal? Que penal ni que penal. Ni lo toqué”, le explicaba Mario Rojas. “¿Qué cobraste? No lo tocamos. Se tiró”. “Árbitro vendido” pensó uno. Otro, se lo dijo.
Tomó la blanca pelota Rafael Albretch. Nadie lo discute entre los argentinos. No habría quién se atreva. Es el mejor pateador de penales de Argentina. Nunca falla. San Lorenzo de Almagro, campeón del 68’, ganó partidos gracias a él.
Griseldo Cobo, nuestro arquero, lo mira. Su tercer partido en una eliminatoria. Claro que en este 24 de agosto del 69’, jugaba por primera vez. En los otros estuvo José Issa. Y sus dos anteriores partidos de eliminatoria eran del 61’. Hace ocho años. Sin guantes, a mano desnuda, como siempre.
17 minutos del segundo tiempo. Albretch patea fuerte, abajo a su derecha. Gol. Cobo se quedó parado mirando el balón. ¡Cómo lo gritaban los argentinos! Saben que ahora ganan, pero siguen intranquilos. Ni el gran Adolfo Pedernera, hoy técnico, puede cambiar el errático fútbol platense.
Faltan 28 minutos para el final. Pegados a la radio, la gente se decía no importa, lo daremos vuelta. Había que esperar un día para ver el partido en diferido, un día para leer las páginas deportivas para que nos cuenten como fue el penal. Así que la radio era todo, junto a la imaginación.
No se puedo. Queríamos todos, pero no se pudo, porque para los de la verde, el final del cotejo llegó antes, casi media hora antes. No esperaban ese penal, la idea era terminar cero a cero y de contragolpe intentar hacer un gol. Eso estaba claro, de igual a igual no se podía jugar. Si el técnico, Freddy Valda, para frenar a los argentinos, sacó al puntero izquierdo, Juan Farías y puso otro volante, con oficio de delantero por ese sector, Limbert Cabrera Rivero.
Chau México
Con el empate, se sumaban cinco puntos. Uno más que Perú y se eliminaba a Argentina, que en el último partido debía jugar contra los incaicos. Bastaba que ganaran los albicelestes para que vayamos al Mundial de México 70’.
No fuimos. Perú les empató 2-2 con dos goles de Cachito Ramírez y fueron a tierra azteca, donde se lució Teófilo Cubillas.
¡Penal! Gritaron ellos. Después vimos el partido en diferido, vimos las fotos en los periódicos, escuchamos a los periodistas, dirigentes deportivos y la gente en la radio. Después gritamos: ¡No fue penal! ¡No fue penal!
Pero nadie nos escuchó.
Datos y apuntes
Los recibió el presidente
El entonces Presidente Constitucional de la República, Luis Adolfo Siles Salinas, recibió a la selección boliviana después de su derrota frente a Argentina. Tuvo palabras de elogio por lo hecho en Buenos Aires. Se mostró, como todos, esperanzado de que los albicelestes ganen a los incaicos en último partido del grupo y forzar así un desempate. Es que Bolivia y Perú tenían 4 puntos y Argentina 2. Ganando los gauchos sumarían también 4 y se daría un triple empate, por lo que habría que jugar otra rueda.
Recepción inolvidable
Al igual que en el 63’, cuando las calles paceñas se vieron abarrotadas para festejar el título de la Copa América de ese año, alrededor de 25.000 personas estuvieron en la Plaza Murillo para recibir a los seleccionados. Vitoreados y aplaudidos, los jugadores bajaron del bus que los trajo del aeropuerto para ser recibidos por el Primer Mandatario. La gente esperó más de ocho horas su arribo sin moverse y comentando el partido. La paciencia dio frutos, porque pudieron ver a los seleccionados.
Todavía sin entrenar
La selección boliviana que dirigía Freddy Valda, iba a esperar el resultado del partido entre Argentina y Perú antes del volver a los entrenamientos. Estaban confiados de una victoria albiceleste y así buscar, en una rueda extra, la clasificación al Mundial de México ’70. El técnico dijo que no sería convocado ningún otro jugador porque tenía el equipo ideal para derrotar a los dos rivales si había triple empate. No se dio, Perú empató con Argentina y nos eliminaron.
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