Julio Vera Sosa
Los recientes acontecimientos sucedidos en la ciudad de La Paz, con los bloqueos y paralización del tráfico de los transportistas choferes, atentan contra la tranquilidad y derecho a la circulación y el trabajo que corresponde a la ciudadanía y contra la Comuna como autoridad encargada de trabajar por el progreso y desarrollo de esta capital. El municipio está encargado por ley de regular el tráfico y circulación de vehículos, disposición que debería haber sido cumplida por la Policía mediante los efectivos de Tránsito, aunque éstos últimos oficiaron de mirones, apoyando las actitudes de los iracundos chóferes.
El municipio en los últimos años, considerando que los efectivos de Tránsito dejaron de cumplir con sus funciones específicas de controlar el tráfico de vehículos de la sede del Gobierno, instituyeron el trabajo de las cebras, cuya función la ciudadanía en general aprecia, porque ayudan a solucionar los embotellamientos de motorizados y facilitan la circulación de ciudadanos.
Sin embargo ante el estupor y sorpresa de las autoridades municipales y la ciudadanía, semanas atrás un oficial de Tránsito atropelló y detuvo a un funcionario municipal encargado de la regulación del tráfico y coordinar el trabajo con los auxiliares cebras. Para el colmo de males, el Comandante de la Policía de Tránsito, según mostraron canales de televisión y otros medios de comunicación, lanzó algunos insultos propios de las vendedoras de mercados gremiales, denigrando al jefe de la gobernabilidad del municipio, Pedro Susz, a quien la población considera un funcionario bastante educado.
La actitud policial fue repudiada por la población. La actitud personal de este funcionario policial podría afectar el prestigio de la institución policial, pero en la población se reacciona con críticas y descrédito en contra del gobierno del presidente Evo Morales, que pese a contar con un Ministerio de Transparencia no adopta una actitud de sanción contra este funcionario.
Anteriormente en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, cuando ejercía el cargo de Alcalde el Sr. Johnny Fernández, esta autoridad firmó un contrato con una empresa privada para regular el tráfico de vehículos y los parqueos indiscriminados, que constituían una situación insostenible para la población. El entonces Director de Tránsito reaccionó con insultos personales y amenazas contra el Alcalde, declarando que Tránsito se haría cargo de la insostenible situación y todo quedó en la provocación y los insultos, hasta hoy.
Cuando después de algún tiempo volvemos a las calles paceñas para tomar el servicio de taxis, recibimos de los conductores la protesta por los embotellamientos del tráfico, manifestaciones, bloqueos y afirman que preferirían vivir en un estado de orden y trabajo, como lo establecían las dictaduras, porque en democracia todo el mundo atropella y practica acciones ilícitas.
Por ese motivo titulamos este artículo como confabulación antipaceñista. Y es que por la acción y presión de los gremios del transporte, La Paz postergó su derecho a contar con servicio de teleféricos que faciliten el transporte de El Alto a la ciudad de La Paz. También se opusieron al servicio de un tren metropolitano, que existe en todas las capitales de países vecinos. Actualmente pretenden impedir que el municipio implemente el servicio de buses modernos que faciliten el transporte de quienes viven en barrios alejados del centro urbano.
La Paz se ha convertido en la ciudad más conflictiva por la saturación de miles de trufis, vagonetas y colectivos destartalados que fueron expulsados de otras ciudades del interior. En Estados Unidos hay cementerios de chatarras -como especie de basura que es recogida y vendida por cien y doscientos dólares por los chapistas-, que posteriormente son exportadas como vehículos usados que ingresan a nuestro país y están causando gravísimos problemas de tráfico.
En la sala de prensa de la Federación de Trabajadores de la Prensa de Santa Cruz, representantes de sindicatos de transportistas asalariados denunciaron que sus dirigentes se han convertido en nuevos ricos al establecer las reglas y condiciones de ingreso a las diferentes rutas de circulación en la capital. Como un ejemplo citaron que para ingresar a la ruta de “vuelteros” de los anillos se cobraba un derecho de ingreso por valor de 15 mil dólares americanos y había una escala de valores para las diferentes rutas de circulación. Los denunciantes sostuvieron que varios dirigentes del transporte son empresarios y propietarios de flotas, colectivos, micros.
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