Waldo Oblitas Fernández
El presidente Evo Morales, atenido a su escasa formación cultural y humanista (sólo atribuible a su persona) lanza sin ton ni son falacias que lastiman la dignidad y capacidad de muchos bolivianos que, por nuestro propio esfuerzo y dedicación, hemos conseguido formación académica.
Como alguien sostiene, por esa supina ignorancia constantemente vierte juicios de valor que lastiman la inteligencia boliviana. Ante este comportamiento inicuo, no ha faltado un acucioso escritor que ha hecho un libro sobre los barbarismos y sandeces elucubrados por este mandatario, que lo tituló “Evadas”, un poco comparando con aquella magistral obra “Hechos y dichos de Melgarejo”. Ese texto es una sátira a aquellos políticos que sin escrúpulo vierten necedades ingresando en tal ridículo, que es motivo de crítica e hilaridad en el mundo, con la agravante de que con esta actitud se compromete a toda la intelectualidad boliviana e internacional y como alguien observó: “si así es el presidente del altiplano, ¿cómo serán sus súbditos?”.
El presidente Morales al haber manifestado que se siente orgulloso de no haber pisado una universidad para conseguir formación académica, no sólo está afectando a la clase intelectual boliviana, a la que sindica como su peor oponente político, y a la respetable prensa boliviana, sino a todos los profesionales campesinos que con voluntad y esfuerzo ostentan una grado académico, como aquellos profesionales que hoy ocupan altos sitiales en los órganos del Estado, aunque no falta alguno, como aquel magistrado que emulando al Presidente dijo que “para dictar un fallo justo acude a la lectura de la coca” (seguramente este señor fue un mal alumno y su formación humanista es limitada, por eso acude a esta ayuda).
Esta actitud del primer ciudadano boliviano, aunque no se la debe adjudicar solamente a él, sino al asesoramiento de su entorno mediocre que debía, antes de que lance semejantes necedades, prepararle un libreto, como lo hacen grandes mandatarios que no obstante ostentar notorios títulos académicos, acuden a la orientación de sus asesores, precisamente para no ser burla del comentario nacional e internacional. Y es que como sostenemos precedentemente, no solamente es afectada la figura del mandatario sino que se pone en tela de juicio a la intelectualidad del país, a los profesionales bolivianos.
El presidente Morales no está bien asesorado en los temas más sensibles de una administración gubernamental, como son la educación y la salud, que han sido los menos atendidos en todo Estado moderno, peor en un Estado plurinacional, existiendo mucha preocupación por el desenlace que se presentará en próximos días ante la nunca antes vista protesta social, no sólo de médicos y profesores sino de todos los trabajadores que están pasando hambre.
Es que no se puede entender como un país del tercer mundo (aunque con este Gobierno hemos debido bajar al cuarto), con ingentes riquezas naturales, haya destinado sumas astronómicas a Fuerza Armadas, Policía Boliviana y otros sectores, descuidando la salud y la educación con sueldos irrisorios. De ahí deriva la cuestionada formación de nuestros educandos, porque a nuestros profesores se les paga sueldos míseros y a nuestros galenos no se les dota de infraestructura e insumos para que puedan prestar mejor servicio. A estos sacrificados profesionales se les pretende todavía aumentar horas de trabajo sin aumento salarial, cuando por la dinámica socio-laboral moderna se pretende reducir horas de trabajo, para cuidar la salud del trabajador.
Es que quien exige aumento de horas de trabajo, como el Presidente, debería demostrar que realmente cumple este horario consiguiendo logros que en siete años de gobierno no se los ha vislumbrado. Contrariamente, hoy la Patria está dividida y el puedo cabreado por tanta promesa incumplida. Es bueno recordarle al Presidente que no es lo mismo dictar clases y curar enfermos que cosechar coca: lo primero sirve para tener un país culto y lo segundo para tener una sociedad sana, en cambio la coca es nomás el vector principal para la fabricación de la droga maldita.
Ante la falacia esgrimida por el Presidente, todas las instituciones culturales y académicas del país, como universidades, colegios de profesionales, academias, etc., deben solicitar que el mandatario públicamente se retracte de semejante infamia.
Si el Presidente tiene dignidad, lo primero que debe hacer es devolver los títulos recibidos de universidades, las que seguramente ante semejante afrenta se encuentran arrepentidas de tal entrega. Como recomendación final le sugerimos al Sr. Evo Morales que cambie a sus asesores, que sólo han malogrado su imagen, pasando de líder incuestionable a dictador. Juzgue el pueblo.
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