La Legión Británica

Una vez concluidas las guerras Napoleónicas, después de la batalla de Waterloo, donde finalizó la estrella de Napoleón Bonaparte en Europa, quedaron oficiales y soldados de diverso rango, ya fuera porque los licenciaron de los cuerpos de los ejércitos europeos, lo que dejó sin trabajo a varios combatientes, o porque, en pos de aventura y gloria, muchos otros volcaron su vista hacia la América Meridional.

Allí, en la América, existía un valeroso combatiente, similar al Emperador, pero que en este segundo caso era un Libertador, Simón Bolívar, general de los ejércitos sudamericanos, en pos de su independencia de España.

Organiza ronce, y llegaron a tierra americana, en dos partidas, debemos citar que hubo alemanes, holandeses, franceses, muchos más ingleses, irlandeses y escoceses.

Con ese contingente las autoridades patriotas formaron “La Legión Británica”, que en su formación contaba con 7.000 hombres, en la época, aproximadamente en el año 1818.

Héroes todos ellos, donde se distinguieron los más de los oficiales, donde llegaron a obtener, aparte de sus grados reconocidos, ascensos hasta llegar algunos de ellos a generales de Brigada, generales de División, y uno al Mariscalato.

Los que más se distinguieron fueron:

El coronel Gustavo Hippisley, uno de los más efectivos asistentes de Bolívar, lastimosamente más tarde su detractor.

El coronel Mac Donald, que herido de muerte casi pierde la vida combatiendo en batalla.

El coronel Moore, que acompañó a Bolívar hasta Potosí, Alto Perú.

El general Daniel F. O’Leary, edecán del Libertador en todas sus campañas y uno de sus primeros biógrafos, fue posteriormente Cónsul de su país en Santa Fe. Sus biografías sobre Bolívar, en 34 volúmenes, son un testimonio magistral de su vida junto al Libertador.

El coronel escocés William Fergusson, quien murió asesinado de un disparo, siendo edecán del presidente Bolívar en el asedio a la Casa de Gobierno por facciosos el 24 de septiembre de 1828 en Santa Fe de Bogota.

Gregor Mac Gregor, ascendido a general de Brigada, al igual que el general Juan Robertson.

El coronel Hinton Belford Wilson, edecán del general Bolívar en la batalla de Junín, que acompañó al Libertador hasta Santa Marta y San Pedro Alejandrino en su lecho de muerte; él fue quien llevó el documento “La Constitución Boliviana” de Lima a Chuquisaca en sólo 18 días, habiéndose programado, como envío rápido en 21 días. Más tarde sería encargado de negocios de Gran Bretaña en Lima, y después en Caracas.

El coronel James Rook, llamado “bravo entre los bravos”, quien en una especie de rebelión militar, apoyó a Bolívar, manifestando: “Mi General, lo seguiremos hasta el Cabo de Hornos si usted lo ordena”. Después de perder un brazo siguió luchando en la batalla de Pantano Vargas, muriendo posteriormente.

El general Francisco Burdett O’Connor, quien influyó en la creación de Bolivia con sus palabras: “El Alto Perú no necesita pertenecer a Lima ni a Buenos Aires, tiene muchos recursos y es muy rico”. Fue llamado por esta declaración: fundador de la Nueva Republica; héroe de Ayacucho, su estrategia en la ubicación de la batalla de Ayacucho, ordenado por Sucre, fue decisiva para el triunfo; participó en Uchumayu y Yanacocha, fue vencedor en Humahuaca, Montenegro y Iruya.

Otton Felipe Brown, cuya heroica actuación afianzó la victoria de Junin; héroe de la nueva República de Bolivia en las batallas de Yanacocha, Socabaya, Iruya y Montenegro, primer Mariscal de Bolivia, Mariscal de Montenegro, triunfante frente a las fuerzas argentinas.

El francés coronel Luis Perú de Lacroix, uno de los más preclaros biógrafos de Bolívar. Fue confidente de los comentarios de Bolívar sobre Potosí, el año 28 en Bucaramanga, edecán del general Bolívar, un joven veterano de los ejércitos de Napoleón.

El general James Towers English, de mucho coraje en cruentas batallas.

El general Miller, uno de los primero prefectos de Potosí, cuando sucedió el arribo, y ascenso al Cerro Rico, de Bolívar y su comitiva.

Los mayores alemanes Uslar Gleichen y Heinric Freudenthal, heroicos oficiales del Ejército Libertador.

Y muchos otros, a quienes damos nuestro homenaje y gratitud, en sus luchas por la Independencia de Sudamérica.

El autor es Past Presidente de la Sociedad Bolivariana de Bolivia.