Ley del transporte emitida por municipio

Señor Director:

Si bien es necesario coordinar con el sector del transporte la aplicación de medidas adecuadas que mejoren el servicio y el comportamiento del ciudadano de a pie, sin embargo la medida al parecer afectará más al peatón que al transportista, por las siguientes consideraciones.

1.- Nuestra ciudad está llena de vendedores en las aceras, lo que dificulta el transitar por éstas y por tanto el peatón debe bajar a la calzada para movilizarse o tomar su vehículo; esto implicará que será sancionado según esta ley.

2.- En algunas calles el vehículo de transporte no podrá acercarse a la acera para que suban los pasajeros, porque está ocupada por vendedores.

3.- La ciudadanía piensa que estos temas debieron ser considerados en la elaboración de la ley; para que esta disposición pueda cumplirse, se tendría que prohibir definitivamente el asentamiento de vendedores en las aceras de la ciudad, los mismos que seguramente han sido autorizados por la Municipalidad (por ejemplo en Av. Buenos Aires, Tumusla, Garita de Lima y tantas otras calles y avenidas).

4.- Existen calles y aceras muy angostas donde necesariamente el peatón debe bajar a la calzada para caminar y por esto según la disposición será pasible a una sanción.

5.- En nuestra capital proliferan las marchas y contra marchas casi a diario, lo que ocasiona que peatones y transportistas transiten por cualquier lugar, por lo que las marchas no autorizadas también tendrán que ser sancionadas por obstruir el tránsito de vehículos y peatones.

Nos parece que estas medidas no son aplicables a nuestra ciudad como sí lo son en Suiza y otros países por la sencilla razón de que su estructura vial es adecuada para movilizarse y no existen comerciantes en las aceras; la disposición que nos ocupa al parecer va traer mayores problemas, también con los comerciantes gremialistas.

Por último, pensamos que se debe consensuar estas medidas con los comerciantes, que tendrían que desocupar de inmediato sus puestos de venta; con las juntas vecinales, que al final deben velar por los usuarios del transporte; con los transportistas, que son los operadores directos del servicio y son los que se verán imposibilitados de cumplir con las paradas, por los inconvenientes mencionados anteriormente; así mismo con la Policía de Tránsito, que también tendrá dificultad para que cumplan disposiciones tanto transportistas como peatones en general.

Cid Raúl Guerra Álvarez

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