Movimiento económico detrás de la gran fiesta


“Cuando Sara Chura despierte estará más hermosa que nunca. Vestirá doce polleras de distintos colores y bajará con su cortejo triunfal por la avenida Mariscal Santa Cruz, el día de la Entrada del señor del Gran Poder. A las cinco de la tarde, en sus cabellos blancos nadarán dos sirenas de plata y en su sonrisa se adivinará la tristeza acumulada por tantos años de silencio. Llevará un cetro antiguo en la mano derecha y en la otra mano una tierna espiga de quinua dorada”.

Hace algunos años, el escritor Juan Pablo Piñeiro nos habló de la belleza del Gran Poder a través de Sara Chura. Hasta hoy la fiesta grande de La Paz nos trae relatos, vivencias únicas, pero más allá de la belleza etérea esta fiesta significa un importante movimiento económico que incluso supera al carnaval de Oruro.

La cadena productiva de esta fiesta incluye a los artesanos, bordadores, pollereros, mascareros, comerciantes de comida, vendedores de bebidas alcohólicas, dueños de salones de fiesta, zapateros, orquestas, personas que alquilan trajes y fotógrafos. De muchas formas, gran parte de los sectores productivos de La Paz participan de esta entrada folklórica que vio surgir las primeras fraternidades en 1923.

Esta fiesta, a diferencia del carnaval orureño, se trabaja el año entero. La elaboración de trajes empieza dos o tres meses antes de la Entrada, por el tipo de trabajo que se requiere para la elaboración de los coloridos vestuarios que los bailarines de más de 60 fraternidades visten.

El año pasado, la Oficialía Mayor de promoción Económica (OMPE) realizó un estudio que estableció que la fiesta paceña genera un movimiento económico de aproximadamente 50 millones de dólares. Este análisis se divide en un cálculo que toma en cuenta el efecto cultural y económico anterior y posterior de la fiesta.

De acuerdo a este estudio, la entrada folclórica del Gran Poder genera un movimiento económico directo e indirecto entre cinco meses antes y tres meses después. En este tiempo una de las principales inversiones de los participantes de la fiesta es la elaboración de los trajes, las joyas para las bailarinas además de los zapatos y las máscaras.

Por otra parte, más de 400 mil espectadores aportan a este circuito productivo a través del consumo de alimentos, bebidas, transporte y galerías. La fiesta que se realizará el 2 de junio tiene su origen en la populosa zona del Gran Poder, conocida como el barrio de Ch’ijini y como todos los años se espera que el movimiento económico de la “Fiesta Mayor de los Andes” sea mayor al de años anteriores.

 
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