Una guerra de verdad

- ¿Me podría comunicar con el señor Paulino Huanca...?

- No, señora, porque se fue a la guerra en compañía de su comadre, la señora Macacha, hace siete días, ¿con quién tengo el susto de hablar...?

- Soy su tía Clothilde von Karajan Quiroga y lo llamo desde Berlín, capital de la República Federal de Alemania.

- ¡Tía von Karajan, hablas con tu sobrino von Paulus, cuyo actual nombre de guerra es Paulino Huanca!

- ¿Y por qué me has dicho que te fuiste a la guerra en compañía de tu comadre Macacha...?

- Porque mi teléfono está pinchado por el Ministerio de Gobierno y por ello te ruego que no me hagas preguntas comprometedoras.

- Está bien, sobrino. Para empezar dime, de qué guerra me estás hablando, ¿no será la guerra con Chile para reconquistar el mar que perdimos en 1879...?

- No, tía Clotilde, como esa guerra es completamente imposible, nuestros gobernantes se han inventado otra más fácil que es guerra contra nosotros mismos, los bolivianos, y aquí nos tienes en una contienda bélica que ya dura más de un mes con el absurdo motivo de querer obligar a los médicos a trabajar dos horas más con el mismo sueldo.

- Eso me parece una yemada, sobrino y perdona que use esa palabrota sabiendo que tu teléfono está pinchado por el Gobierno. Pero dime, sobrino, cuando hablas de una guerra, ¿es con armas de verdad, o con pistolitas de juguete, como las que manejábamos cuando éramos chicos?

- Esta guerra en la que lucho junto a mi comadre, la chola cochabambina a la que tú conoces, es con armas de verdad como piedras, garrotes, gases lacrimógenos y cachorros de dinamita que arrojan valientemente nuestros mineros de Llallagua y Huanuni.

- ¡Qué barbaridad, sobrino! ¿Y esa dinamita podría hacerte volar y también a tu fiel compañera de lucha?

- Ya te dije, tía von Karajan Quiroga, que es una guerra de verdad y también te cuento que en esta guerra que se libra en nuestras calles también se utilizó en Cochabamba las famosas bombas molotov, iguales a las que se usaron en Europa y que son de fabricación casera.

- ¡Qué horror, querido sobrino! La televisión europea nos hizo ver algunos choques callejeros entre defensores y adversarios del Gobierno del señor Evo Morales, pero nunca nos dijeron que era una guerra de verdad, con bombas molotov y cachorros de dinamita lanzados a los manifestantes callejeros, entre los cuales pudieron haber muerto mi sobrino más querido y su fiel compañera, la cholita cochabambina que lo acompaña en su misión de corresponsal de guerra en las ciudades de La Paz, El Alto, Oruro, Cochabamba, Santa Cruz, Potosí y otras.

- No nos compadezcas, tía von Karajan Quiroga, y cuenta a los alemanes que hay una guerra en Bolivia.