• La prohibición de acceso a la Plaza Murillo durante las protestas perjudica a la economía de los comerciantes.
Hasta un 70% de las ganancias pierden los negocios ubicados alrededor de la plaza Murillo durante los días de conflicto social en los que se impide el ingreso de personas a este sector.
En el último mes, de 30 días por lo menos 22 hubo intentos de marchistas por ingresar hasta el kilómetro 0 de La Paz, con la consecuente reacción de la Policía Boliviana que en su afán de impedirlo cercó a dos cuadras a la redonda de lugar e incluso se utilizó agentes químicos para dispersar a las personas. Esta situación obligó a que los negocios como medida de protección y prevención cerraran sus puertas.
La ciudad de La Paz ha vivido un ambiente tenso y convulsionado durante los últimos meses, caracterizado por los enfrentamientos sociales, marchas de protesta, huelgas y bloqueos. Los grupos sociales en busca de reivindicaciones salariales o de otro tipo buscan realizar su protesta frente a Palacio de Gobierno, pero se ven impedidos de ingresar a la Plaza Murillo, ya que en estas ocasiones se encuentra cerrada en las cuatro esquinas, con fuerte resguardo policial.
Los enfrentamientos de las últimas semanas, caracterizados por las gasificaciones, obligan al ciudadano a evitar en lo posible el transitar esta plaza o las calles adyacentes. Los establecimientos comerciales que se encuentran alrededor de la plaza principal manifiestan su preocupación ante el actual estado de convulsión social.
“Estamos trabajando a pérdida. La plaza se encuentra cerrada mañana y tarde. Nosotros venimos a trabajar pero nos encontramos con las cuatro esquinas cerradas, no podemos ingresar. Todas las tiendas están en pérdida todo el año.” manifiesta la propietaria de uno de los locales afectados. “Nosotros tenemos compromisos importantes, de mantenimiento del local y sobre todo con nuestros empleados. Es un inmenso perjuicio”, explica.
A pesar de ello, manifiestan que la zona es objeto constante de control estricto por parte de las entidades recaudadoras de impuestos, que no consideran las dificultades que se encuentran atravesando.
Algunos de los locales ya llevan más de medio siglo funcionando en este lugar, constituyéndose en parte del panorama emblemático. Un ejemplo de ello es la Joyería- Relojería Luxor, cuya gerente propietaria, la señora Elizabeth Guzmán de Paz, constituye la segunda generación al frente del establecimiento. “Todo este año ha estado así, es una situación terrible, al igual que la gestión anterior. Nadie entra, nos encontramos muy afectados” coincide.
La joyería fue establecida por los padres de la actual propietaria hace más de 60 años. Los hijos se hicieron cargo luego del fallecimiento del padre, heredando el negocio familiar, los mismos que lamentan que “ya no pueden venir ni los clientes ni los turistas. Nadie quiere ingresar al centro porque es un caos. La gente prefiere irse a la zona Sur. Aquí es puro bloqueo. Lastimosamente tendremos que irnos, no sabemos dónde, o cerrar… es una decisión muy difícil” lamentan.
DATOS
Los propietarios afectados enviaron una misiva al comandante general de la Policía Cnl. Alberto Aracena, solicitando se permita la libre circulación en las inmediaciones.
El pedido es atendido por breves periodos, pero cuando existen marchas, el acceso se vuelve a interrumpir.
“¿Cómo podemos vender si no dejan ingresar a los clientes?”, se pregunta otro de los afectados, cuyo establecimiento data de los años sesenta.
Dueños de negocios comienzan a organizarse para pedir al Gobierno la condonación de impuestos por los meses de inactividad obligada.
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