Antonio Saugar
La crisis, las prisas, la hipoteca... Son muchas las cosas y circunstancias que ponen a mucha gente al borde de un ataque de nervios. Hay quien decide dejarlo todo y escapar del bullicio que destruye su armonía. Otros optan por tomárselo con tranquilidad y paliar los efectos negativos de la tensión que provoca una ajetreada vida.
El 44% de la población española sufre más estrés y tensión que hace dos años debido a la crisis económica, según un estudio de la Fundación Pfizer. Este informe, que analiza cómo afecta la situación económica a la salud de los ciudadanos y a su calidad de vida, señala que para el 48% de los encuestados, su situación personal y familiar era, cuando se hizo el informe, igual que la de dos años antes.
Un 24% reconocía que era peor, debido a haberse quedado en paro y a que los ingresos personales eran menores. Un 26% de los entrevistados consideraba que su preocupación primordial era el trabajo, seguido de la salud, el empleo de un familiar y la crisis económica en general.
Más de la mitad de las personas encuestadas afirmó que ha tenido que cambiar de costumbres o renunciar a algo a consecuencia de la crisis. De ellos, la mitad había modificado sus actividades relacionadas con el ocio, y el 24%, en los viajes. La tensión que provoca esta dura crisis acaba con la salud y la armonía de cualquiera.
No sólo la situación general pone de los nervios a muchos. La vida cotidiana, las relaciones con compañeros y compañeras de trabajo, o con la propia familia también sacan de sus casillas a más de uno.
A María, experta en protocolo, le saca de quicio la falta de orden en el trabajo: “No soporto que la gente no comente con los demás los temas con los que trabajan día a día. Con lo fácil que es enviar un correo electrónico a todos los interesados en un asunto para que estén informados, hay personas que no son capaces de hacerlo y se guardan la información”. Cuando eso ocurre, hay veces que María desea “tirar la toalla, dejarlo todo”.
Debido a su trabajo debe coordinarse con muchas personas, tanto de su empresa como de otras, lo que supone “estar pendiente del teléfono y del correo electrónico constantemente, porque en cualquier momento puede haber algún cambio de última hora, o algún problema que solucionar”. Cuando la jornada, en casa y en el trabajo, ha sido muy dura, María quema sus tensiones “haciendo aerobic”.
Deporte, meditación, balnearios, spa, lectura... Todo vale para rebajar la tensión de días y meses de trabajo, de horas y horas de gran actividad, llenas de prisas que lo único que hacen es consumir la salud de quienes no saben -o no pueden- controlar el estrés de la vida diaria.
Los turistas europeos realizan cerca de 9,4 millones de viajes al extranjero cada año para disfrutar de unas vacaciones de reposo o para someterse a tratamientos médicos, según los datos del informe World Travel Monitor. Las estancias en balnearios y spas se han incrementado un 38% en los últimos cinco años. Estos viajes tienen cada vez más seguidores en Europa, ya que ayudan a prevenir enfermedades relacionadas con la sociedad moderna.
Muchos se preguntarán cuáles son las profesiones que más estresan a quienes los realizan. El portal de búsqueda de empleo Career Cast ha elaborado una clasificación con los trabajos más estresantes. Taxista, fotoperiodista, director corporativo, relaciones públicas, policía, general del ejército, o bombero, son algunos de los trabajos que se incluyen en esta clasificación.
Seguro que cualquier lector considerará que su trabajo es el más estresante. Debe consolarse con pensar que los estudios no incluyen todas las profesiones. Pero, sobre todo, debe hacer lo posible para quitar tensión a sus tareas.
El autor es periodista.
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