Pbro. Dr. Luis Rojas Caballero
La salida soberana al océano Pacífico no es una aspiración para Bolivia, es un reclamo legal de lo que siempre fue nuestro territorio. La provincia de Atacama, como consta por la historia, SIEMPRE fue territorio de lo que hoy es la República de Bolivia. Lo es y lo será siempre. Chile está obligado a devolver lo que nunca le perteneció. Para prueba de lo dicho, citaremos el testimonio del historiador chileno Torres que dice: “Bolivia posee el puerto de Cobija y un vasto litoral indisputado de 50 leguas” (Dr. Mario R. Gutiérrez, “Alegato histórico de los derechos civiles de Bolivia al mar Pacífico”, La Paz, 1962, pág. 179).
Cuando Chile con una acción de piratería invadió nuestro Litoral, Bolivia no tenía un ejército que valiera la pena llamarlo así. Los pocos soldados que había, estaban desarmados. Como prueba de esta verdad citaremos el testimonio siguiente. Dijo el plenipotenciario chileno Abraham Koenig: “Nuestros DERECHOS nacen de las victorias”, o sea que para Chile los derechos del Litoral boliviano recién comenzaron el 14 de febrero de 1879 (Manuel Frontaura Argandoña, p. 55; Cfr. Dr. Mario Padilla, “Mar para Bolivia”, Ed. ELISIL, Caracas 1991, p. 59).
Que Bolivia no tenía un ejército que valiera la pena llamarlo así, también consta por el testimonio siguiente. El comandante chileno Domingo Santa María en carta al presidente Hilarión Daza le propuso: “La ayuda de Chile a Bolivia, mientras dure la guerra actual con el Perú, consiste en proporcionarle armas, dinero y demás elementos necesarios para la organización mejor de su ejército” (Dr. Mario Padilla, op. cit. p. 37).
El asalto al puerto de Antofagasta fue una sorpresa. Sus habitantes estaban tan desprevenidos que recién el 29 de abril (22 días después) pudieron despachar al chasqui Gregorio Colque, que en jornadas maratónicas de seis días cubrió la distancia de 76 leguas desde Tacna hasta La Paz. Bolivia no tenía telégrafo.
La urgencia de tener un ejército organizado era grande. Para salvar esta necesidad, encargaron primeramente al militar argentino Nicanor Flores, quien llegó a reunir 2.500 soldados que nunca llegaron al campo de batalla, porque este comandante nacido en Buenos Aires estaba a favor de los chilenos. (Hugo Roberts, op. cit. p. 220). Lo mismo sucedió con el Gral. Narciso Campero, quien llegó a formar la llamada División perdida, que constaba de algo más de 4.500 soldados que tampoco llegaron al Alto de la Alianza, porque el traidor Campero estaba favor de los chilenos. (Id. p. 318).
En la batalla del Alto de la Alianza, que fue la decisiva, Chile tenía un ejército de más de 20.000 soldados bien entrenados por los ingleses, bien armados, equipados y apoyados por 40 cañones de último modelo. En cambio el ejército de los aliados apenas llegaba a 9.000 hombres, mal armados y mal equipados y apoyados apenas por 8 baterías. El resultado fue la derrota. De los 9.000 combatientes sólo sobrevivieron 3.000. Del heroico Batallón “Colorados”, que tenía 450, sólo sobrevivieron 145. Todos se dispersaron después de la batalla. (Cnl. Milton Delfín Cataldi, “¿Quo vadis Bolivia?”. Ed. Serrano, Cochabamba, 1992, p. 49).
En 1904 Bolivia tuvo que hacer frente a la invasión de los filibusteros brasileños que invadieron el territorio del Acre. Para esto tuvo que convocar voluntarios porque no tenía ejército (Roberto Zapata de la Barra, “Hacia la reintegración marítima”, La Paz, 1983, p. 30).
Este es el contexto en el que llega Bolivia al año 1904.Esta es la situación histórica de nuestra Patria. En 1904, Bolivia no tenía capacidad bélica ni para defenderse. Y para colmo de males, se hace presente en la Historia el plenipotenciario chileno Abraham Koenig, quien con chantaje de “guerra o tratado” obligó a nuestro Gobierno a firmar el Tratado de 1904. (Dr. Mario Padilla, op. cit. p. 62).
¿Qué decir sobre estos tremendos abusos históricos? Está claro: cuando en los tratados una de las partes carece de libertad, el contrato o tratado es NULO. En el caso que nos ocupa, Bolivia carecía de libertad. Por consiguiente, el Tratado de 1904 es nulo de pleno derecho. Con toda razón afirma el Sr. Cristian Garay (La Razón, 8-04-12): “El Tratado de 1904 fue firmado bajo la coacción y la amenaza militar de Chile”.
Los chilenos reconocen que Bolivia tiene una “aspiración” justificada a tener un puerto de mar en el Pacifico. No es así. Por la historia consta que la provincia de Atacama desde la prehistoria siempre fue de lo que hoy es la República de Bolivia. Esto no es una “aspiración”: es un DERECHO.
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