Altos hornos ¡ya!

Con este título hicimos una nota de opinión hace mucho tiempo, cuando la conciencia del pueblo y de los trabajadores había comprendido la importancia de dicha obra.

Desde entonces no hay sino un espejismo con el cual nos están distrayendo, siempre en el juego de los intereses de las transnacionales, que no admiten competencia, menos perder mercados, aunque el nuestro es insignificante. Mas ellos comprenden cuán importante es, debido a las implicaciones de su instalación, ya que implica riqueza y más trabajo, que a su vez es el objetivo que buscamos, es decir creación de puestos de trabajo con valor agregado. Las condiciones están intactas, como hace tiempo. Es más, ahora se ve con nitidez la opción de instalar una planta siderúrgica, la primera entre muchas, con base en carbón vegetal.

Y es que el organismo encargado de proveer de gas para poner una acería en el Mutún, se halla imposibilitado por muchas razones que son de dominio público. Sin embargo, debemos insistir en que no se debe dar manejo exclusivo de esta industria a una sola empresa, menos transnacional, que no concordará con los intereses ni necesidades del país. Debemos indicar, asimismo, que sólo el Mutún está para abastecer con su rendimiento a siquiera 20 usinas.

La prensa informó que Jindal, empresa encargada de ejecutar el plan inicial en el Mutún, ha paralizado toda actividad en ese yacimiento hasta que se le provea de gas. Eso confirma nuestro análisis, que da siderurgia para las calendas griegas. Nada es excluyente y eso debemos tener en cuenta todos, y más quienes tienen en sus manos la decisión de dar vía libre a este nuevo intento nacional.

La opción de instalar la primera usina siderúrgica muy cerca de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, con base en carbón vegetal es posible y a muy corto plazo. Si se empezara ahora mismo, estaríamos botando en 18 meses la primera tonelada de acero, y con ello entraríamos a una era industrial, lo que el país ha estado buscando desde hace rato como objetivo.

La provisión de carbón vegetal para este proyecto está garantizada, como establece muy claramente en un artículo de prensa Fernando Rojas Moreno (El Deber, 7-4-12), bajo el título “Producción - Carbón cruceño a Brasil, Chile y Perú”, estableciendo zonas específicas, como La Guardia y Cabezas; San Juan de la Melea, Villa Rosario, Pozo Quemado, Cañadón, Primero de Mayo y Tacuarembó, bajo el sistema conocido como “campaña” (se apiña la leña, se la cubre con tierra húmeda y se prende fuego hasta conseguir el carbón en cantidades significativas).

Otras zonas como Zanja Honda, Loma Blanca, Vaca Guzmán, Mora y Río Seco tienen una dinámica industrial, según el autor. Estas actividades son realizadas en apego a la Ley Forestal vigente, cambiando el simple chaqueo, quemando el monte, con un aprovechamiento controlado y racional en los fundos. No hace mención a los hornos que han sido construidos en el este de Santa Cruz, con destino a alimentar un intento fracasado de una planta siderúrgica similar a la propuesta, construida por un consorcio brasileño en zona colindante, la misma que no tenía los permisos correspondientes y que fue desestimada y desarmada para llevarla a territorio brasileño.

No contempla ofrecimientos de los Yungas, Colquiri y otras zonas del norte del país, que abastecen también a la fundición de Vinto en Oruro. La producción mencionada está saliendo hacia mercados extranjeros, aunque podría alimentar nuestras plantas siderúrgicas.

Las condiciones para instalar una pequeña planta siderúrgica siguen igual entonces que antes, con una pequeña diferencia, en relación con las condiciones financieras, debido a los procesos de devaluación y ajustes que se han efectuado en las economías y que nos interesan para este caso.

Reiteramos que es imperiosa la instalación de una planta siderúrgica, sin afectar los procesos en marcha, hasta que se pueda abastecer de gas para su proceso en la misma planta del sudeste. Hagámoslo ya con carbón vegetal.

Ahondando un poco más, al ritmo de producción que anunció YPFB, el Mutún podría contar con gas dentro de cuatro años. Considerando que puede demandar unos dos años más el instalar los ductos que llevarán este gas, que implicaría asimismo sacarlo del subsuelo, significaría esperar unos siete años como promedio. El país no puede esperar tanto tiempo, las posibilidades de hacer siderurgia están dadas. Es, pues, hora de hacer Altos hornos.