Las muchas experiencias habidas en la vida del MAS, del Presidente y sus acólitos, en seis años y más en el gobierno, no han servido; cada día hay en ellos la creencia de ser lo mejor del país y de contar con las mejores soluciones para sus problemas; hay olvidos de los fracasos múltiples que se tuvo y una desinformación total sobre la realidad que se vive; pero lo más grave es que se desconocen las urgencias y necesidades de un pueblo cansado de la injusticia, el matonaje político, la ignorancia, el manoseo de las instituciones, la ninguna confianza en quienes podrían cooperar en la solución de los problemas.
En pocos días, se ha superado parcialmente el conflicto con los médicos; pero no se ha encarado la búsqueda de remedios para el grave problema de la salud, porque las condiciones persistirán si no hay políticas que enfrenten efectiva y honestamente los problemas como falta de infraestructura, ausencia de vituallas, muebles, medicamentos, instrumentos y condiciones físicas y materiales para una atención responsable y humana a los enfermos y, además, las condiciones precisas para que los profesionales de la salud puedan trabajar efectivamente.
Examinar las necesidades materiales de los centros de salud, de los hospitales, de los sitios en los que se aloja a los enfermos; inventariar lo que precisan los hospitales, consultorios y policlínicos es llenar listas inmensas y la fijación de presupuestos muy altos. En seis años, ¿qué pasos se dio para implementar siquiera hospitales, consultorios en las áreas rurales, farmacias debidamente provistas y siquiera centros de atención a enfermos graves que requieren atención urgente? ¿Cuáles son los presupuestos destinados a cubrir estas necesidades? ¿Y cuánto se puede reclamar en lo referido a especialización y otros que deberían recibir nuestros médicos una vez egresados de nuestras universidades? ¿A cuántas universidades del mundo -Cuba será la excepción- se ha recurrido para colocar becas en manos de nuestros médicos? Lo que cada uno ha logrado luego de egresar, es debido a propia iniciativa, su propio peculio y las condiciones morales y profesionales que han demostrado para merecer becas o conseguir inscripción en universidades para maestrías o doctorados.
Los caprichos ante las huelgas, exigencias, marchas y otros extremos para captar la atención de las autoridades y solución a los diversos problemas que enfrentan los sistemas de salud, han continuado y han derivado en fracasos; pero fracasos para el régimen del Presidente, para los médicos y otros sectores interesados y, lo peor, para el país que no ha ganado y que ha perdido mucho porque si se agrega a la pobreza existente mayores índices del mal, se llegará a la conclusión de que, por paso positivo que se da para conseguir algo bueno, se retrocede tres y el resultado es la obtención de mayores males. ¿Habrá contento o siquiera resignación en el gobierno al haber perdido partidas importantes en lugar de haber logrado, siquiera mínimamente, resultados satisfactorios?
Examinar los motivos que llevaron al conflicto a otros sectores: campesinos, maestros, mineros, universitarios, estudiantes, profesionales y otros es enfrascarse en mucho y no saber cómo se podría encarar su solución; pero el gobierno pudo hacerlo si los atendía oportunamente, si encaraba los hechos con eficiencia y eficacia, si estudiaba bien cada caso y disponía su ejecución aportando los medios financieros y logísticos que cada situación exigía y sin alegar falta de recursos financieros porque los tiene en demasía, pero que los utiliza en gastos y lujos inútiles que no benefician al país y que sólo cubren el egocentrismo y las ambiciones de pocos integrantes del gobierno.
Vivimos tiempos difíciles y si no hay el aporte inicial del gobierno y su equipo de colaboradores en la solución de los problemas que se presentan, no será posible encarar lo que el país precisa, en los campos económico, político y social. No podrá aprender nunca de sus propios errores porque, si los hubiese visto y examinado, entendido lo que significa para el pueblo sufrir por causa de ellos, otra sería la realidad de estos días porque el régimen contaría con los medios para encararlos; pero, como le importó muy poco y más contaba su soberbia, no se hizo nada y las consecuencias son una derrota que sufren él mismo, las víctimas de los conflictos y el país en su conjunto.
Así, en las actuales condiciones, nadie podrá subsistir porque en cada día que pase se agrandarán situaciones que adquieran mayor gravedad. De ello tendrá que tomar conciencia el gobierno y no precipitar al Estado a hechos que, en casos extremos, darían lugar a la instauración de un régimen ilegal que nadie quiere y que el rechazarlo implicaría derramamiento de sangre y mayores dolores para los bolivianos. El gobierno del Sr. Evo Morales tendrá que tomar conciencia de la realidad y actuar en consecuencia.
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