En las proximidades de la más emblemática fecha cívica del departamento de La Paz, la del 16 de Julio, que nos recuerda la Revolución Emancipadora del dominio español, no existe obra alguna para su entrega ni por el Gobierno Central ni por la Gobernación, hecho discriminador que se viene repitiendo cada año, si se aprecia que similares fechas cívicas del interior no pasan desapercibidas para el Gobierno Nacional y mucho menos para las distintas gobernaciones. Si el Ejecutivo no entrega alguna obra a su cargo, acude con fuertes sumas de dinero como auxilio al interior. Sin duda, La Paz ve con buenos ojos dicha asistencia, pero no puede menos que lamentar su exclusión.
La observación anterior pesa como una fatalidad sobre nuestro departamento, pues se ha hecho una tradición este olvido y postergación. Hablamos tanto de los llamados gobiernos neoliberales como de la actual administración del “cambio”. La brigada parlamentaria paceña rivaliza por su dejadez y falta de iniciativa con los asambleístas departamentales a nivel de la gobernación, de modo que La Paz nada tendrá que festejar el próximo 16 de Julio, excepto honrar la gesta libertadora y a los Protomártires de la Independencia Americana.
Ya que el Gobierno Central creó en calidad de empresa estatal la azucarera de San Buenaventura y no como empresa departamental, como correspondía, se descarta que se vanaglorie del hecho como ofrenda a La Paz, sin embargo son muchas las dudas sobre el funcionamiento y eficacia del proyecto otorgado al consorcio CAMCE-Unión Engineering, de origen chino, pese a su descalificación en la subrepticia licitación previa. El diputado afroboliviano Jorge Medina fue el único que manifestó su extrañeza por lo sorpresivo de la adjudicación y ofreció investigar a fondo el tema. Se sigue esperando su informe, pero todo parece indicar que revirtió su inicial entusiasmo por alguna causa, que podría hacerse sugestiva.
Se hace necesario también que autoridades y asambleístas expliquen en qué queda el proyecto carretero La Paz-Cochabamba a través de río abajo, iniciado en la gestión prefectural del señor José Luís Paredes, no sólo como vía alternativa a la “carretera de la muerte” hacia Oruro y Cochabamba, sino como factor de reactivación económica de las provincias de los dos departamentos que se beneficiarían con una vinculación directa.
Por otra parte, nada trasciende en relación con la ansiada incorporación del norte del departamento a la industria de hidrocarburos, según reiteradas y publicitas declaraciones oficiales. Incluso el presidente Evo Morales fijó fechas al respecto, bajo alternativa de renunciar en caso de incumplimiento. Nada de ello se produce hasta el momento. Otro rubro pendiente es la carretera Santa Bárbara-Caranavi-Yucumo, vital inclusive si el proyecto de San Buenaventura va en serio. Pero en cuanto a las necesidades de la urbe paceña, resalta como prioritaria la restitución de la planta de acopio de energéticos de Entre Ríos, no precisamente en ese lugar, pudiendo situarse en otro que facilite la distribución de carburantes.
El presente espacio editorial no permite extenderse sobre tantas otras urgencias departamentales y citadinas, no obstante sería estimulante para paceños y no paceños que el Estado, la gobernación, diputados, senadores y asambleístas departamentales sacudan su letargo ante la proximidad de un nuevo aniversario de la Revolución del 16 de Julio.
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