En nombre del pueblo

Algunas expresiones se enriquecen o empobrecen en el tiempo, en directa proporción al impulso de las sociedades o los giros políticos, tal como sucede con las expresiones pueblo, discriminación, derecha, izquierda, movimientos sociales, neoliberalismo y tantos otros, que flotan más en un período que en otro.

“Nosotros, los del pueblo, podemos opinar sobre este tema, qué puede decir ese señor que me antecedió en la llamada que no sabe lo que pasa con nosotros”, expresó una persona en una radioemisora que consultaba sobre un tema específico. Descalificado el primero, “fuera del pueblo”, quedó una enorme duda sobre el manto que cubría el término pueblo que, al parecer, no abraza a todos.

Es evidente que el término pueblo ha cambiado en el curso del tiempo, desde los que carecían de privilegios hasta los que gozan de los derechos políticos; es más, en muchas constituciones el término pueblo se refiere a las personas que integran el Estado, lo que equivale a decir las personas sin privilegios de raza, religión, sexo inclinación política o ideológica.

El cantautor Piero decía “para el pueblo lo que es del pueblo, porque el pueblo se lo ganó…”, en claro signo de protesta por lo que ocurría en aquellos días, en los que se conculcaron, en nombre de la seguridad de la nación, muchos de los derechos de los ciudadanos, como expresarse en contra del régimen ilegalmente constituido o reunirse para debatir los mejores destinos de la sociedad.

En las democracias modernas el término pueblo se utiliza para mencionar a aquellas personas que pueden votar y ser elegidas, de manera que la única limitación alcanzaría a los menores de 18 años, éstos no forman parte del pueblo, por esta simple limitante.

De manera que limitar la condición de perteneciente al pueblo al sólo hecho de militar en un grupo social, agrupación ciudadana, movimiento político, movimiento social o grupo afín o contrario al gobierno de turno, no es más que un abuso. Es que el término pueblo ha salido de una casilla, de un claustro y se ha extendido, por eso su fortaleza y riqueza en el mundo de hoy.

Quedó atrás la forma peyorativa de utilizar la palabra “populacho” para describir a una multitud excitada que se mueve en masa casi inconsciente. También queda atrás el segmentar su uso para determinados grupos que creen tener más privilegios que otros.

Pese a todos estos avances, el término pueblo sigue siendo restrictivo porque no es que todo el pueblo el que concurre a las urnas para votar, sino únicamente un sector ciudadano que quiere darse el gobierno que cree merecer, equivocadamente o no. Bajo este espectro, hablar en nombre del pueblo por pertenecer a un sector o grupo social no es más que perder la visión periférica y quedarse frente a un árbol, sin observar el bosque.

Ernesto Murillo Estrada, es editor General de El Diario