Si el Estado continúa con su ritmo actual de poner en marcha proyectos productivos y con políticas como la aplicada a Jindal, ni tampoco asume responsabilidades ante lo que está sucediendo con Malku Khola, Bolivia está destruyendo sus pocas posibilidades de creación de riqueza para los próximos años y poniendo en duda a la inversión extranjera existente o espantando a la que puede venir.
El incremento de respaldo propio a su emisión monetaria boliviana, con el aumento de Reservas Internacionales, no es suficiente para que continuemos en un mero crecimiento económico. ¡SOS!, necesitamos desarrollo. El que podemos lograrlo con recursos naturales explorados, explotados, transformados y comercializados profesionalmente, conviviendo con la naturaleza, es importante para que la demanda interna de los pobres continúe extendiéndose y mejorando a través de la generación de actividad económica y empleo permanente.
Porque actualmente, por ejemplo, las construcciones que abundan en toda Bolivia son simplemente promoción y/o ampliación de patrimonios individuales. Es decir, actividad económica que solamente absorbe disponibilidades existentes, evidentemente creando empleo en gran cantidad, pero temporal y vulnerable. Aparte de que su proliferación valoriza más los terrenos, lo que encarece el costo final de edificaciones que se deprecian y se alejan de los asalariados bajos. No originan riqueza, pero sí un proceso de aumento monetario sin paralelo respaldo productivo, lo que deviene en momentos en una expansión especulativa.
Tal situación no alienta una mejor distribución de ingresos, ya que los propietarios de tierras, incluidos el Estado y ahora los indígenas, colonos y comunarios, son siempre mucho menos, en relación con los que no las tienen, pero las fructifican con su trabajo diario en condición de obreros, técnicos, profesionales, puntales importantes en la obtención de utilidades en construcciones, industrias, agricultura, minería y/o hidrocarburos.
En otras palabras, el nuevo crecimiento económico otra vez es restrictivo. Cambió a los protagonistas que antes eran los que se enriquecieron aprovechando del Estado o de las privatizaciones de sectores productivos, que les entregaban sin pasivos y en pleno funcionamiento o capitalizaciones que terminaban siendo con el dinero de los usuarios a merced de monopolios; ahora son los contrabandistas, muchos sindicalistas de años seguidos, evasores de impuestos, especialmente los gremialistas, cocaleros y narcos, con actividades que no benefician a la población y crean inseguridad ciudadana.
Porque estos nuevos ricos, aparte de adueñarse de tierras y veredas, todo bloquean por sus intereses de grupos, a los que los políticos apoyan y al final hacen rígida la transferencia de parte de sus ganancias a sus empleados, normalmente sin beneficios sociales, tampoco horarios fijos y sueldos mínimos, menos posibilidades de que accedan a la propiedad de algo.
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