Todo parece confirmar que la denominada “profundización del proceso de cambio”, que estudió y aprobó el gobierno de Evo Morales con gran derroche de gastos, publicidad y propaganda, está en vías de caer en un completo fracaso, pues no ha sido aplicada en sus seis meses de existencia. Ni un solo punto de los más de 600 que propusieron más de 600 delegados de 50 organizaciones sociales acreditadas al encuentro que se efectuó en Quillacollo, a fines del año pasado, ha vuelto a ser pronunciado.
El llamado “Primer encuentro plurinacional para profundizar el cambio” después de sesudos debates, durante una semana, derivó en un documento que recogió los “lineamientos estratégicos”, con el fin de proponer futuras políticas y acciones del Gobierno. Para asegurar esos objetivos, en oportunidad de inaugurar el evento, Evo Morales afirmó en un largo discurso que “… esta asamblea del pueblo, para profundizar el cambio, no es un debate sobre reivindicaciones sectoriales, sino para profundizar la nueva Bolivia”. Y así mismo agregó: “Otro de los objetivos del debate será cómo hacemos para no caer en la crisis del capitalismo”.
Esa asamblea de Quillacollo terminó sugiriendo alrededor de 50 proyectos de ley que debían ser aprobados en el plazo máximo de tres meses por la Asamblea Legislativa, de tal forma que la “profundización del cambio” se haga realidad y así el país se encuentre gozando de tranquilidad, orden, trabajo y prosperidad general.
Sin embargo, pasado casi medio año del intento no se observa el menor avance en la “profundización del proceso” y, por el contrario, se constata el deterioro total de ese proceso, sin que el pueblo pueda ver la menor mejoría en su estado económico y ni qué decir en cuanto a la situación política que está en verdadero caos, como confirma la conmoción civil en que se encuentra la población y el alza de precios de toda clase de mercaderías, en especial los alimentos.
En realidad, inventar y fabricar proyectos (porque soñar no cuesta nada) es muy fácil, más aún cuando se trata de distraer a la opinión pública y dar rienda suelta a imaginaciones calenturientas. Sin embargo, el problema no está en desatar la fantasía en esos planes, sino en ponerlos en práctica y, todavía más, en caso de ser puestos en aplicación, que no fracasen.
Efectivamente, pasado el plazo de espera del cumplimiento del optimista ofrecimiento de la “profundización” del cambio, ahora se constata que no sólo no se registró el menor cambio visible, sino que únicamente se produce un retroceso, es decir el empeoramiento de la situación general del país.
Lo más notable del costoso “Primer encuentro plurinacional para profundizar el cambio”, realizado en Cochabamba, fue que aprobó, sin excepción, alrededor de 600 sugerencias destinadas a desarrollar el sistema económico capitalista, dando al traste con los rimbombantes cacareos en sentido de que el país está rumbo al socialismo y que hay que luchar contra el capitalismo.
En ese sentido se puede pensar que los resultados del célebre concilio de Cochabamba, que tuvieron en conjunto una completa esencia capitalista, ahora han sido condenados a muerte, sin esperanza de resurrección.
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