Punto aparte
Tres instancias de la vida en el planeta Tierra fueron abordadas por el periodista, escritor y abogado Raúl Rivadeneira Prada, en el discurso que pronunció al ser galardonado por el Club de La Paz con el Premio a la Cultura 2012. El acto realzaron con su adhesión los presidentes de la academias de Ciencias, Gonzalo Taboada; de Historia, Teodosio Imaña; y de la Lengua, Mario Frías.
La distinción le entregó el presidente de aquella venerable institución paceña, Marcelo Pérez Monasterios, luego de destacar la fecunda labor profesional e intelectual desarrollada por Rivadeneira, como periodista, miembro de número y director de la Academia de la Lengua durante dos períodos.
La ceremonia, que contó con la presencia de distinguidas personalidades del ámbito cultural de La Paz, fue abierta por Mario Frías, actual director de la Academia de la Lengua.
Rivadeneira, de 1976 al 2011 publicó 29 libros sobre comunicación y periodismo, literatura, ciencia política y lingüística-lexicografía. Dictó 50 conferencias de sus especialidades en el exterior y más de 100 en Bolivia. Al periodismo le dedicó 50 años de su vida, de ellos 40 en el ejercicio pleno de la profesión en el país y en México. Entre periodismo, combinado con la cátedra universitaria y la investigación, desplegó 36 años de actividad.
De tan notable carrera puede concluirse que se trata de una figura descollante del periodismo y de la intelectualidad nacional. De ahí que su discurso fue un fruto sazonado de ese andar enriquecedor. A grandes pinceladas, desbrozó lo que son civilización, cultura e identidad.
El vínculo entre cultura y civilización es indisoluble. Toda sociedad aspira a alcanzar el más alto grado de civilización. Según el filólogo Émile Benveniste, la palabra “civilización” se registró por primera vez en los escritos del marqués de Mirabeau (Víctor Riqueti, padre del afamado revolucionario francés Honoré-Gabriele Mirabeau), hacia 1756, con el sentido de dulcificación de las costumbres, la urbanidad, la cortesía y los conocimientos divulgados de manera que se observen las buenas maneras y ocupen el lugar de leyes de detalle. Riqueti estaba convencido de que la civilización no hace nada por la sociedad si no le confiere el fondo y forma de la virtud.
La fusión conceptual de civilización y cultura es idea opuesta a la barbarie, la ignorancia y el mal gusto. Una sociedad que menosprecie la civilización y la cultura universales retrocederá varios milenios, renunciando a los ricos legados de la humanidad o reemplazando, en su caso, a la ciencia del derecho por la adivinación y la medicina por la brujería.
En cuanto a la cultura, algunos sociólogos recuerdan que en el uso de este concepto cabía solamente lo que concierne a la filosofía, la ciencia, el arte, la religión. Aparte, se comprendió que la cualidad de “culto” no implica tanto como un rasgo social, sino individual.
Esta percepción, indudablemente estrecha, reduccionista, desató reacciones sustentadas en nuevas formulaciones teóricas, en cuanto se refiere a la política, sociología, antropología e incluso a la mitología. El desarrollo de estas ideas derivó en una crisis de la identidad nacional, al ponerse en conflicto la herencia cultural con la civilización industrial.
Los fenómenos anteriores fueron expuestos a fondo por el filósofo boliviano H.C.F. Mansilla, en su obra Identidades colectivas y la cultura del autoritarismo”.
Acerca de la identidad, una visión teleológica, entre muchas otras, señala como meta de la vida humana el desarrollo del individuo, paralelo al de la comunidad. Ambos procesos constituyen un fenómeno simbiótico, en el que una persona recibe influencias de las personas con quienes convive y, por su parte, influye también sobre ellas, modificándose mutuamente.
La cultura universal no puede ni debe eliminar o sustituir a las culturas nacionales. La globalización tiene aspectos negativos, pero también positivos. Ciertas posturas adversas a la globalización se originan en prejuicios religiosos, políticos y presuntamente raciales, alentados por falsos temores acerca de la pérdida de identidad.
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