El 1 de mayo destapó en el país un evidente nuevo panorama, totalmente contrario a la de los primeros años del régimen del Movimiento Al Socialismo (MAS). La conflictividad social era manifiesta en las calles y en Palacio de Gobierno sectores afines al presidente Evo Morales hacían uso de la palabra y vitoreaban al denominado proceso de cambio.
Tras el conflicto del sector salud, donde se superó cualquier registro de duración en una medida de presión que involucró a médicos, salubristas y estudiantes de las facultades de Medicina en todo el país, se ha marcado también una duda sobre el lema de “gobernar obedeciendo al pueblo”, según explicaron los politólogos Edwin Quiroz y Jimena Costa.
El presidente Evo Morales asumió el poder con una inédita votación y la replicó para su segundo mandato superando el 63 por ciento. El mandatario aseguró un “proceso de cambio” en la vida de los bolivianos, un cambio para vivir bien, en un Estado “incluyente y sin discriminación”, afirmando que las puertas que antes se encontraban cerradas a los indígenas y sectores populares estarían abiertas de par en par para que todos puedan ingresar.
La Plaza Murillo se convierte en un escenario donde la promesa del régimen impuesto tambalea cada vez que se notan grupos reprimidos por la Policía y otros que ingresan sin contratiempo.
Este ejemplo se repite en las distintas movilizaciones que se convocan en el país como las marchas de apoyo al mandatario y otras que buscan atención a sus reivindicaciones corporativas. Acá también existe división entre quienes son escuchados y quienes son evadidos, como fue manifiesto el caso de los indígenas del Tipnis, con la Cidob por un lado y el Conisur, por otro.
El analista político Edwin Quiroz dijo que es menester de las autoridades gobernar en beneficio de toda la sociedad, porque es su responsabilidad “velar por todos y cada uno de los bolivianos, pertenezcan a la clase que pertenezcan”.
La cumbre plurinacional que se convocó en diciembre intentó frenar esta conflictividad apelando a que las propias organizaciones sociales y civiles formen la agenda para generar políticas administrativas dentro del nuevo Estado. Sin embargo, el caso del sector salud “ha demostrado que sólo se escuchó a una parte del pueblo y no a la totalidad”, explicó el entrevistado.
Otra cumbre para solucionar este tema apunta a generar consenso, aunque los sectores ya anticipan sus reparos por la legitimidad que vaya a tener y por ello han solicitado la intervención de las instancias internacionales.
La analista Jimena Costa, apela a que el mandatario rectifique su comportamiento y se dé cuenta que sólo está continuando la línea de sus antecesores neoliberales. “El mandatario maneja un concepto errado de pueblo al considerar que sólo unos sectores son los representantes del pueblo boliviano”, citó.
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