Un nuevo análisis químico de material lunar recogido por los astronautas del programa Apolo en los años 70, contradice la teoría muy aceptada de que una gigantesca colisión entre la Tierra y un objeto del tamaño de Marte produjo la Luna hace 4.500 millones de años.
En el escenario de esa colisión descomunal, las simulaciones por computadora sugieren que la Luna tiene dos progenitores: la Tierra y un hipotético cuerpo planetario al que los científicos llaman "Theia". Sin embargo, un análisis comparativo de isótopos de titanio de la Luna, la Tierra y meteoritos, hecho por el equipo de Junjun Zhang de la Universidad de Chicago, indica el que material de la Luna vino únicamente de la Tierra.
Si la Luna fuera hija de dos objetos, tal como sucede en los seres humanos, la Luna habría heredado parte del material de la Tierra y parte del material del otro astro, aproximadamente mitad y mitad, según razona Nicolas Dauphas, profesor de Ciencias Geofísicas en la Universidad de Chicago y coautor del estudio. "Lo que hemos descubierto es que "la niña" no parece diferente en comparación con la Tierra. Podríamos decir que es como una niña con un único progenitor".
Los resultados de este estudio van a suscitar una fuerte polémica, ya que, si la Luna se formó exclusivamente de la Tierra, hay que explicar cómo sucedió tal cosa, y las hipótesis existentes al respecto presentan todas ellas algún punto débil.
Por ejemplo, una vieja idea, por mucho tiempo abandonada, es que la Luna surgió desgajándose de una Tierra fundida, que giraba muy rápidamente debido a un gigantesco impacto. Esta idea explica la similitud entre la Tierra y la Luna, pero cómo una masa grande y concentrada podría girar lo bastante rápido como para dividirse en dos, sigue careciendo de una explicación convincente.
Según otra hipótesis, la Tierra colisionó con un cuerpo helado carente por completo de titanio. Sin embargo, no existen cuerpos formados únicamente por hielo en el sistema solar. Siempre tendrían una fracción importante de material mineral, por lo que deberían tener alguna cantidad de titanio.
Cabe también la posibilidad de que Theia hubiera tenido la misma composición que la Tierra, pero es poco probable a juzgar por la opinión ampliamente aceptada de que la Tierra acumuló material muy variado durante decenas de millones de años gracias a las colisiones con cuerpos más pequeños provenientes de diferentes regiones del sistema solar en desarrollo.
El origen de la Luna sigue, por tanto, envuelto en el misterio. Y, tal como señala Dauphas, 40 años después de los viajes tripulados a la Luna, todavía no ha terminado la labor de investigación de las muestras de rocas lunares traídas a la Tierra por los astronautas del programa Apolo.
Lejos de ser mera historia, el programa Apolo sigue pues aportando vías para hacer nuevos hallazgos científicos.
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