Muchas personas cansadas de esperar retornaron a las zonas de riesgo
Las condiciones de vida en muchos campamentos rozan con lo insoportable y se quedaron solamente las personas que no tienen otra alternativa.
Los deslizamientos que castigaron en gestiones pasadas a barrios vulnerables de nuestra ciudad produjeron cuantiosos daños materiales y personales. Miles de personas viven en campamentos “provisionales”, aunque la larga espera ya lleva en algunos casos, dos años.
Existen denuncias de personas que se encuentran registradas como damnificadas indebidamente, debido a que resulta muy difícil hacer un control exacto de los vecinos, porque en muchos casos los barrios afectados no contaban con el saneamiento de sus predios. En otros asentamientos, los documentos legalizados son totalmente inexistentes.
Las condiciones de vida en muchos campamentos rozan con lo insoportable, habiéndose quedado a vivir en ellos, solamente las personas que no tienen otra alternativa.
Varios afectados, cansados de esperar, han optado por volver a las zonas peligrosas que habitaban, a pesar de las advertencias de las autoridades en contra. Alegan que les es imposible seguir viviendo en los campamentos y necesitan reconstruir sus casas, aunque sea de modo precario.
A pesar de las reiteradas promesas por parte del Gobierno de dotar a los afectados con viviendas, aún no se avanza en hechos concretos, hallándose detenidas las gestiones en este sentido, opacadas quizás por las recientes crisis de convulsiones sociales y protestas de diferentes sectores.
LA VIDA EN LOS CAMPAMENTOS
Las incomodidades son inevitables. Vivir en un campamento no se compara con la comodidad de una vivienda, por modesta que sea. Los afectados se deben organizan para usar los servicios higiénicos, regular el uso de los servicios básicos, consensuar turnos de lavado de ropas, limpieza, elaboración de los alimentos y mantener el cuidado del lugar. El incumplimiento perjudica a todos, por lo que los roces que producen una convivencia tensa son frecuentes.
Cada campamento tiene sus propios problemas específicos. Por ejemplo, en el campamento de Callapa el problema son las aguas estancadas, la organización y reglas de los damnificados. Según la Alcaldía, los afectados echan el agua bajo sus viviendas y ésta se estanca.
En cambio, otros destacan la buena organización. En Kupini los afectados se organizaron con buenos resultados.
El secretario ejecutivo de la Alcaldía, Luis Lugones comentó que aunque la comuna brinda dentro de lo posible las condiciones de habitabilidad, seguridad y de salud, son los afectados los que deben determinar su organización interna.
La Alcaldía fue sustituyendo las carpas por casas prefabricadas y reduciendo el número de albergues, ya que muchas familias lograron sustentarse por sí mismas.
Los albergues más grandes son los de Callapa, Alto Obrajes y Villa Salomé.
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