Conflicto marítimo, debate en la OEA

La OEA fue creada para establecer “un orden de paz y justicia”. Su misión principal es dar solución pacífica a conflictos entre estados miembros y para ello la Asamblea General del organismo aprueba resoluciones que deben ser acatadas, a fin de que acaben las discordias en el nuevo mundo, como se acabaron en el viejo continente y nació la Unión Europea.

El único caso pendiente de solución es el conflicto marítimo con Chile y en cumplimiento de su deber la Asamblea General de la OEA que se reunió en Cochabamba en 1979 aprobó una resolución que obliga a ese país a devolver a Bolivia una salida soberana y útil al océano Pacífico, sin compensación territorial. Esto no significa intervención en los asuntos internos de Chile, es la única manera de atender la demanda marítima de Bolivia, que no puede permanecer hasta la eternidad encerrada en el patio trasero del usurpador de nuestro mar.

El Tratado de 1904, como todo hecho humano impuesto por la fuerza, es susceptible de revisión. Exigimos mar con soberanía porque Chile nos arrebató 180 mil Km2 de territorio marítimo. La convención de Naciones Unidas firmada en 1966 concede a los 15 países del mundo que nacieron mediterráneos, mar sin soberanía para que operen flotas mercantes propias. Bolivia nació con mar y exige mar con soberanía. La invasión de 1879 es la más perversa y dañina que registra la historia universal y requiere una reparación histórica.

La negociación directa con Chile fracasó, el multilateralismo es el único recurso que nos queda y para ello es preciso plantear nuestra demanda marítima con firmeza en los foros internacionales. La reivindicación marítima requiere una política de estado y diplomacia con adecuada formación profesional. Chile dice que “no existea ningún conflicto territorial pendiente de solución con Bolivia” y que “el Tratado de 1904 es irrevisable”. Esto es política del poder, proscrita después de la Segunda Guerra Mundial. Nuestra demanda marítima es de “interés hemisférico” y el Secretario General de la OEA debe hacer cumplir la Resolución aprobada por la Asamblea General de la OEA en 1979.

En los próximos días la ciudad de Cochabamba será otra vez sede de la reunión anual de la OEA y el pueblo boliviano espera que el Canciller asuma con dignidad y firmeza la defensa de Bolivia en el foro regional. Es preciso promover un debate para destruir las argucias chilenas. Conflicto internacional es la confrontación de tesis y posiciones sobre una determinada cuestión. Los conflictos internacionales jurídicos se refieren a la aplicación o interpretación de un tratado internacional y pueden ser resueltos por la Corte de Justicia Internacional de La Haya.

En los conflictos internacionales políticos, una de las partes persigue la modificación de una situación existente, nosotros queremos salir del encierro geográfico y restituir nuestros derechos históricos de estado condómino y ribereño del océano Pacífico. El conflicto es político, deber ser resuelto en la OEA y eventualmente en la ONU. La reivindicación marítima es la reivindicación de la dignidad nacional. El Jefe de Estado debería defender nuestra demanda marítima en todos los foros internacionales, de la misma manera que impulsa la despenalización de la hoja de coca.

Todos los conflictos internacionales territoriales se han resuelto en foros internacionales, en 1946 por una resolución de la ONU se creó el Estado de Israel; China recuperó Hong Kong, por una resolución de la OEA; Panamá recuperó su canal. La diplomacia masista está emplazada a plantear nuestra demanda marítima en foros internacionales. Hasta ahora estos “diplomáticos” son convidados de piedra, pero reciben buena paga.

En el foro interamericano que se realizará en Cochabamba debemos destruir todos los argumentos que plantea Chile para restar valor jurídico a la resolución aprobada el año 1979, y exigir que el usurpador de nuestro mar cumpla esta resolución o sea excluido del sistema interamericano. La diplomacia multilateral se hace con debates en foros internacionales, nuestra demanda marítima es justa, la resolución aprobada por la Asamblea General de la OEA en 1979 tiene valor jurídico exigible. El mandatario masista prometió resolver la cuestión marítima y llegó la hora de que cumpla esta promesa.