Un siglo y tres décadas del “Club de La Paz”

Casi a fines del Siglo XIX, propiamente el 8 de mayo de 1882, un grupo esclarecido de ciudadanos fundó el Club de La Paz, institución de gran prestigio. Aportó al país con personalidades que ocuparon las más altas magistraturas, entre ellos el general José Manuel Pando, Bautista Saavedra, Luis Tejada Sorzano; políticos de renombre, gente de cultura como Rosendo Villalobos, pléyade de notoria influencia en el pasado y presente de Bolivia. En una centuria y tres décadas de existencia, el Club participa, sin lugar a dudas, del acontecer boliviano. En su honor, calles y avenidas de nuestra ciudad llevan los nombres de innumerables socios del benemérito Club.

El primer directorio del 8 de mayo de 1882 estaba integrado por Heriberto Gutiérrez, Alcides Granier, José Enrique Guerra, Guillermo Grundy, José Rosendo Gutiérrez, Samuel Torres, Cesáreo Zalles y Sergio del Castillo. El mismo día de la fundación, los socios aprobaron el Reglamento Orgánico del Club de La Paz.

Ciento treinta años después, el directorio elegido en mayo del 2012 está encabezado por José Enrique Pacheco Alvarez, Mónica Castrillo, Eduardo Lorini, Eduardo Gainza Fernando Ortiz, Hugo Alborta, Daniel Vega de La Torre, Mónica Vera. El actual directorio afirma que el Club “es patrimonio de nuestra ciudad y de Bolivia y que este epicentro de la paceñidad abrirá sus puertas a la juventud boliviana para renovarse”.

La vida del Club de La Paz no fue fácil, sobre todo porque en principio no tenía un local propio. Para edificar el actual edificio localizado en la Avenida Camacho, los directorios del Club sortearon una década de dificultades desde 1934, hasta su conclusión entre 1943 y 1944.

La mayor virtud del núcleo, debido al interés cívico de sus socios, es el amplio y democrático concepto de lo paceño, alentando la visión de que La Paz es el crisol nacional; que La Paz es el hogar de todos los bolivianos y que todos somos bienvenidos, sin exclusión alguna.

Es oportuno destacar que en los amplios y elegantes salones del Club aún pasea la Historia de nuestra ciudad y que en ellos, se respira el ambiente de antaño con una nueva brisa de renovación, pues sin caras nuevas y sin nuevas perspectivas de desarrollo, el tiempo se detiene, lapida instituciones y mata las esperanzas.

Después de tan largo camino, el Club de La Paz cobra vigor y trabaja junto a sus socios, con optimismo y fe en el porvenir ¡Parabienes! (clovisdiaz@yahoo.es).