España, Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Australia, Suiza y Holanda, tomaron medidas en contra del personal diplomático sirio destacado en sus países. Hasta ahora la comunidad se había limitado a imponer sanciones y un embargo de petróleo a Damasco.
Pero la muerte en Hula de 108 personas, buena parte de ellas ejecutadas según la ONU y cerca de la mitad niños, parece haber colmado la paciencia de una comunidad internacional que dispone de escaso margen de actuación, ya que hasta ahora los países occidentales se han mostrado reacios a intervenir militarmente en el conflicto sirio.
A pesar de que Damasco niega tajantemente tener nada que ver con el baño de sangre cometido en Hula, los países que hoy han expulsado a los embajadores o encargados de negocios dejaron claro que no albergan dudas sobre la autoría de la masacre.