Florencia, (EFE).- Los campesinos de la aldea de San Isidro y sus alrededores aprovecharon ayer la liberación del periodista francés Roméo Langlois en ese lugar para reclamar la atención del Estado a una de las regiones más olvidadas de Colombia.
Conscientes de que los ojos de medio mundo estaban puestos sobre su región, centenares de labriegos y colonos enunciaron una lista de exigencias y denunciaron que este departamento colombiano, el Caquetá, vive en el abandono.
Lo hicieron en un acto público en el que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) celebraron también sus 48 años de creación y que fue realizado antes de la entrega de Langlois, que estuvo 33 días en manos de la guerrilla más antigua de América.
En ese marco, que evocó épocas pasadas en las que la guerrilla se exponía a los medios y las multitudes, los vecinos denunciaron abusos de la fuerza pública y pidieron el fin de las “acciones” del Ejército.
Además, exigieron servicios básicos, como agua potable y electricidad, centros de salud, construcción de carreteras y material pedagógico para las escuelas.
Los campesinos elevaron sus demandas desde una tarima de madera cubierta con una carpa que fue levantada en un descampado del pequeño poblado, ubicado entre las localidades de La Unión Peneya y La Montañita.
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