Toda persona debe defender la vida, pues en ésta nos movemos y nos realizamos. La defendemos mediante palabras y actitudes, por eso debe haber coherencia entre ambas. La 42 Asamblea de la OEA ha de discutir temas de interés hemisférico y otros que interesan a nuestro país; en el fondo, ha de tratar el tema de la vida con justicia y equidad para todos los habitantes de la región.
Nuestro país, además de plantear cuestiones vitales para los bolivianos, propone defender el agua y la semilla natural, para que la vida humana se mantenga lo más posible libre de enfermedades y alteraciones genéticas que pongan en riesgo a la vida misma; y al hacerlo tiene que proponer que toda palabra aprobada en esa reunión esté en íntima relación con la verdad, con la conciencia de los firmantes y la justicia, además de relacionarse con actitudes prácticas que garanticen el cumplimiento de esos enunciados.
Para ello hay que hacer tomar conciencia de la importancia del tema vida en esa reunión. Tomando ese rol en sus manos, la pintora Susana Castillo va a presentar una exposición de cuadros de interés ecológico, que muestran especies en extinción por el desequilibrio que los humanos hemos producido en el medio ambiente con nuestras acciones depredadoras, y que tienen repercusiones muy serias sobre la especie humana.
Consciente de esto, Susana Castillo, con el lenguaje del arte, tan sutil, tan lleno de belleza, tan humano, está levantando su voz pictórica: oigamos a la vida que estamos matando con nuestro desarrollo incontrolado y egoísta, para llegar de esta manera a la mente de los representantes diplomáticos que nos visitarán, y, que al volver a sus países puedan decir: en Bolivia hay gente, hay artistas de fina sensibilidad humana, con corazón abierto a los latidos de la vida, y la representan en sus cuadros. Artistas que hablan con lenguaje silencioso, pero profundamente expresivo, las verdades y los sentimientos de los hombres todos de este mundo.
Exposición, por eso, de doble significación: la de la diplomacia del arte y la diplomacia de la toma de conciencia de todos por la ecología, porque si no despertamos esta consciencia en todos los rincones de la tierra, la tierra nos ha de ahogar con sus fuerzas agónicas, para buscar nuevos derroteros de supervivencia, excluyéndonos por problemáticos.
No se trata sólo de una muestra ecológica, pues Susana Castillo se ha impuesto a lo largo de su trayectoria la tarea de mostrar el ser profundo de nuestro pueblo. Ahí están los rostros de niños campesinos de las diferentes partes del país, reflejando en sus ojos y en su expresión el alma de sus regiones; ese espíritu de la patria chica, donde tierra, ambiente y cultura se han plasmado en un estilo de vida, y salen de un alma que vive, goza, sufre, llora y anhela algo mejor.
Esos rostros muestran el equilibrio interior de personas que se han encontrado con el mundo y se han consustancializado con él. No contenta con eso, Susana Castillo quiere mostrar la variedad de esas culturas que conviven en nuestra tierra, y pinta, con un realismo cariñoso, las vestimentas de esas gentes; es decir, casi sin darse cuenta hace un muestrario etnológico de vestidos y posiciones vitales de los personajes representados en sus cuadros. Por eso es una pintora de la realidad nacional.
Como si fuera poco, en su mentalidad integradora, donde todos los hombres son iguales en dignidad por el solo hecho de ser hijos del mismo creador, los pinta en grupos donde se puede apreciar a cambas unidos con kollas, a chapacos con quechuas o aymaras, a chaqueños con vallunos mestizos, en cuadros donde la variedad de colores, de vestimentas, grita artísticamente por la unidad en la diversidad de las personas que vivimos en esta tierra de integración, y que debemos mantenerla así, unida en la diversidad, sin exclusiones ni rencores de ninguna clase, porque el odio, el resentimiento, son fuerza que disuelven y los países viven por la conformación de grupos fuertes, unidos, para, juntos, vencer la adversidad y construir el futuro en concordia y paz.
Hay que recalcar que Susana Castillo tiene el mérito de haber sido nombrada por la OEA como la representante artística de Bolivia, que teniendo gran variedad de especies vegetales y animales, cuenta, también, con artistas de calidad.
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