[Turco Berdeja]

OPINIÓN

Mi esperanza tiene fecha de caducidad


Ya no hay tiempo para más, en pocos casos se puede cumplir el sueño de que la fecha a la que tanto temíamos se pueda trasladar, dándonos un par de días más que sólo prolongarían el nerviosismo, o la agonía.

Este ejemplo seguramente a muchos los trasladó a nuestra hermosa e irresponsable época de colegio cuando, por alguna injusticia de un profesor desalmado y un sistema que nunca nos comprendió, cargábamos sobre las espaldas alguna materia en desquite.

Las fechas las manejábamos con la debida anticipación, dependía de nosotros ver como invertíamos el tiempo en nuestra preparación, si por mí fuera solicitaba 6 meses para preparar una pinche materia; los tiempos estaban definidos y sólo nos quedaba estudiar bien y presentarnos. Mucho influía la forma y la atención que habíamos puesto durante el semestre a la materia en cuestión, para ver si lo nuestro se convertía en un repaso con cierto reforzamiento o teníamos que aprender en par de semanas lo que no hicimos durante un año; ahí sabíamos que estábamos en problemas.

A pesar que se trata de transmitir confianza en cada conferencia de prensa, siento que, internamente se sabe que estamos en problemas, que la lección, otra vez la tenemos que aprender por afuerita nomás, ya que no aprovechamos las oportunidades ni el tiempo que teníamos para preparar nuestro desquite.

Y comenzamos a tratar de justificar y adelantarnos a los hechos presentando argumentos que dejan a cualquiera con más de una duda. Tengo este sentimiento luego de haber escuchado a Gustavo Quinteros en su última conferencia de prensa brindada ayer, escuché por ejemplo lo siguiente:

“Bolivia nunca tuvo la tradición de tener grandes goleadores” así que hay que tener en cuenta esto. ¿Con eso se trata de justificar que de mes en cuando embocamos un golcito que no cambia en nada nuestra historia?

“Bolivia tiene jugadores con calidad técnica increíble, solo les falta jugar en el exterior” Argumentando que cualquier equipo cuyos jugadores militan fuera de sus países ya merecen, simplemente por ese hecho, otra suerte distinta a la nuestra. Siempre creí que a una persona se la ofende más no valorando su realidad, ya que el convencerla de algo que no es provoca sobrevaloraciones y perspectivas irreales. Parecería que todos los que juegan en la selección merecerían jugar en algún club del exterior y no es así. Que estén en la selección no significa que sean lo mejor del mundo, sino lo mejor de nuestro país, lo mejor que tenemos. Que varios merecen mejor suerte en sus destinos es cierto, pero ese tema es harina de otro costal.

Otra frase que vale la pena reflejarla es “Si no estuviéramos convencidos de que vamos a clasificar me voy para mi casa”, luego de este par de partidos exigiremos un sinceramiento de todas las partes, hay que ser valientes y con la frente en alto afrontar lo que se deba. Para muchos es una crónica de una muerte anunciada, pero dejenme esperanzarme hasta jugar contra Paraguay, después veremos.

 
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