Sueltito nomás tendrás pero…

“Desde que era no mayor a los 11 años de edad que no me siento tan poderoso con un billete en la mano. Sé que el poder adquisitivo de un billete de veinte pesitos hoy por hoy no es el mismo que hace veintiún años pero así de poderoso me siento.

En una de mis muchas diligencias entregando pasanacus de la tía Clodomira para hacerme con unos centavos extra, quedo varado en medio de villa ´No Llega ni el Viento´ y después de dar con la casa de la amiga en cuestión y realizar mi encomiable labor, me dispongo a retornar a lugares más poblados ya que tengo cita con Estrellita en un par de horas.

Cuando por fin doy con la bendita parada del mini que me devolverá a la civilización, procedo a abordar uno cuando con vos aguardentosa el chofer que cara de pocos amigos trae replica – Sueltitos nomás tendrás, no tengo cambio. A tremenda amenaza, tomando en cuenta la cara del amiguete, decido bajar por las buenas del mini y buscar quien me cambie este billete. Llego a la tienda y procuro comprar algunos cigarros sueltos a lo que recibo idéntica réplica. No me dejan ni estropearme los pulmones para cambiar este billete. Ni siquiera el baño público que acabo de encontrar me quiso cambiar… menos mal que no necesitaba utilizarlo. Luego de mucho buscar y poco encontrar llego a un tilín donde decido sucumbir ante mis necesidades más básicas y, con seguridad, lograr mi acometido de acceder a sueltos para salir de este páramo.

Luego de varios intentos empiezo a recordar mis épocas más mozas de tilinero y mi estadía se alarga por algunos minutos… 70 minutos para ser exactos. Consciente de que voy bastante tarde a la cita, el hecho de por fin tener sueltos, no es ninguna satisfacción personal”