[Fernando Untoja Ch.]

Indigenismo y “sus otros”


Los indigenistas en el “proceso de cambio” viven la ilusión de que se están “descolonizando”, para acelerar esta limpieza interna del alma y el cuerpo organizan ritos, matrimonios colectivos y andan envueltos con atuendos de mil colores. Con esto buscan mostrar una “originalidad, una “identidad” frente a Occidente.

Lo “indígena”, “originario”, campesino”, pretende ser el elemento central del “pensamiento” de la alteridad, un “pensamiento” que cuestionaría Occidente en la manera de concebir la vida, por eso se habla del “vivir bien”. Incluso algunos hablan de la existencia de una “filosofía indígena” y un “jefe espiritual”. ¡Vean esos actores!

Pero ¿qué es Occidente? Si tomamos a los pensadores occidentales, Occidente es un tejido de exclusiones: sus excluidos son el loco, la mujer, el judío, el salvaje, el izquierdista, el drogadicto, los “sedosos”, los fascistas, los homosexuales, los indígenas, etc. Todos estos excluidos forman sus Otros. Cuando estos excluidos alzan su voz, Occidente busca reponerse, reorientarse y se abre al Otro, y “sus otros” saltan y reivindican valores.

Ante esta apertura, algunos de “sus otros” desde la alteridad se reclaman como “indígenas”; y reproducen la relación colonial y fabrican sus otros: “indígena”, “originario”, “campesino”. En el fondo es el neocolonialismo que habla y exige a “sus otros”, comportamientos culturales, políticos. En esta relación los indigenistas son simplemente los alienados hasta el embrutecimiento con la ideología de “sus otros” de Occidente.

Estamos frente a un círculo en la relación entre Occidente y los otros u Occidente y sus otros: el primero gira en torno a los otros y éstos giran en torno al primero. En ese círculo vicioso, el “indigenismo” gira y se comporta en torno a las prejuicios fijados por el colonizador, nunca se afirma, sólo es re-acción, como un “sus otros”.

El indigenismo hace parte del conjunto “sus otros” de Occidente, es producto ajeno a la nación; reproduce las taras, el discurso excluyente, “su cosmovisión” y la práctica cultural están marcados por la alienación; y los que se prestan al juego de la descolonización en nombre del indigenismo, juegan el triste papel de títeres.

Ahora bien, ¿qué es indigenismo? Se refiere a maneras para reproducir las condiciones coloniales y feudales en la sociedad boliviana; la gente escribe y piensa habituada a repetir viejos términos y temas; las viejas ideas coloniales se repiten y cambian un poco de forma, pero el contenido sigue el mismo. El indigenismo es el lenguaje y pretexto para manipular a “sus otros”: “indios” e “indígenas”.

Lo indígena y el indigenismo son construcciones discursivas coloniales, puestas al servicio del colonialismo. El indigenismo es el neo-colonialismo ejercitado por los izquierdistas para gozar del poder en nombre de “sus otros”.

El indigenismo es la manera de ocuparse del colonizado, ya sea para destruir o conservarlo. Es alienar hasta el embrutecimiento y quitar los valores a una nación, destruir su identidad y hacer que juegue el papel que asigna el colonizador. Es el discurso y el paternalismo para implementar políticas destinadas a destruir lentamente: incluir todo como indígena, es educar, asimilar, incorporar, defender su hábitat, etc. Estudiar y comprobar la hipótesis de si el “indígena” se mueve o no, según los moldes fijados por el colonizador.

Otra actitud del indigenismo es proponer la salvación del indígena: “36 nacionalidades”, “defenderlos junto al árbol”, “autonomía indígena” para que no toquen el bosque; pintar su mundo de “pobreza” y llevarles regalos; al mismo tiempo consolarles porque el mundo indígena es el baúl donde se guarda las virtudes de toda la humanidad.

Finalmente, dicen: “la pobreza tiene cara de indígena”, en ese momento el miserable se convierte en mercancía para hacer buenos negocios en nombre de la “ecología”, de la “pacha-mama”. Entre sus ideólogos tenemos a varios: ¿quieren nombres? Todos ellos han fabricado “sus otros”: y éstos son: “indígena”, “originario”, “campesino”; todos con cara de sufridos, explotados durante 500 años. Pero cuando los “otros” no responden a los dictados y moldes del poder neo-colonial, “sus otros” son simplemente apaleados, humillados, ahí está el recibimiento “armonioso” a la gente del TIPNIS o el trato a los quechuas de Mallku khota.

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