Tiempo de ser valientes

Cualquier análisis que se realice alrededor de la actualidad del fútbol nacional desembocará en conceptos que ustedes y nosotros manejamos hace mucho tiempo atrás.

En situaciones tan reincidentes como las que vivimos los últimos 16 años, cada vez que quedamos fuera de una eliminatoria afloran los mismos argumentos que están deshilachados de tanto esgrimirlos, hay una canción que interpreta la española Rocío Jurado y cuyo estribillo resume el sentimiento nacional en estos momentos, seguramente usted también la escuchó alguna vez: “Se me murió el amor, de tanto usarlo”. Creo que la intención de la selección nacional de enamorar nuevamente al boliviano quedará para otra ocasión. No sé si estamos al nivel de un divorcio, pero en proceso de paulatino distanciamiento, seguro.

Creo que cualquiera justificará su postura, sabemos que, si entre dos solo uno es el que pone el lomo la convivencia termina por desequilibrarse. La gente cada vez que puede abrazar a la selección con su apoyo en el Siles lo hace; contra Chile la presencia de casi 40.000 personas sustenta el hecho, a pesar que en resultados las alegrías fueron ínfimas como retribución a la respuesta, se quejaron en varias oportunidades de alguna rechifla sobre algunos o todos los jugadores y creo que los de adentro tienen que entender a los del otro lado del alambrado; el hastío de quienes rompen esperanzas permanentemente y deben masticar su bronca una y otra vez.

Es muy complicado aplaudir o demostrar entereza en situaciones como las que estamos viviendo, cuando la ausencia de festejos es mayor a lo mínimo que alguien necesita para seguir brindando sonrisas, la descompensación es notoria. La dirigencia en la Federación Boliviana de Fútbol tiene. Obligadamente. que continuar deambulando en el camino hasta cumplir con el último partido en esta eliminatoria, al público será muy difícil convocarlo en grandes cantidades al gigante de Miraflores, una hipotética victoria ante Paraguay no cambiará el escenario del sentir popular, la amargura siempre se la toma en grandes dosis y casi nunca hay amarguras pequeñas; por ahí las estrellas o figuras de renombre mundial que traigan los equipos que les falta visitarnos moverá las taquillas.

Son pocos los que sopesan el esfuerzo de las prácticas realizadas en concentraciones largas de un grupo que intenta cambiar su historia, los clubes dudan que el entregarle tanto tiempo a la selección apretando exageradamente un calendario liguero a esta altura sirva para algo.

El coste político de presentar un equipo juvenil que comience a foguearse en lides internacionales nadie lo va a pagar, menos la FBF y están convencidos que hay un orgullo nacional y una imagen continental que proteger. En estas condiciones, con seguridad afirmo que no hay mucha imagen que cuidar y menos un orgullo que no haya sido pisoteado por los resultados conseguidos. Costa Rica lo hizo en Copa América y nos ganó, Venezuela en eliminatorias durante muchos años y no se les cayó nada.

No se si será una solución válida y práctica en nuestra realidad desastrosa.