Racismo a flor de piel

Los cinco primeros artículos de la actual Constitución Política del Estado resultan esenciales para la promulgación de la Ley 045/2010, Contra el Racismo y toda forma de Discriminación, que rige hace mucho tiempo, pero es enarbolada por el actual Gobierno como si fuese de su creación y pregona respetarla a cabalidad. Pero sabemos que esos argumentos no son ciertos.

Históricamente por el racismo se ha cometido crímenes contra la humanidad, como genocidio, esclavitud, servidumbre, mediante colonialismo e imperialismo. El racismo es un acto por el cual las personas al creerse superiores a otras las segregan o menoscaban de distintas maneras. Quienes se sienten inferiores o maltratados sienten rencor contra grupos específicos, fomentando desacuerdo y violencia. Con esta teoría y sus derivados comentaremos lo que sucede con los gobernantes y nuestro pueblo.

- Racismo y xenofobia: en el Estado plurinacional unos cuantos gobernantes a sabiendas de diferencias biológicas o sociales, como sexo, color de piel, vestimenta, cultura, edad, forma de hablar, etc., expresan relaciones de dominio sobre el pueblo, demostrando comportamientos de rechazo o agresión directa en todas las capas sociales del país. Es más, ese racismo lo transforman en xenofobia (odio u hostilidad a los extranjeros), creando una segregación social sin precedentes.

Al respecto hay ejemplos de sobra, basta recordar las eliminaciones de indefensos animales, posteriormente los vejámenes a campesinos, indígenas, mineros, discapacitados, enfermos, organizaciones sociales, periodistas, profesionales, políticos, por último recordemos las declaraciones públicas acerca de que “colgarán” a los opositores al Gobierno.

- Homofobia, etnocentrismo, clasismo, colonialismo, machismo y otros derivan de la discriminación. A este grupo de enfermedades se lo conoce con el nombre genérico de “fascismo”. Los grupos comandados por dictadores carecen de intelectuales, razón por la cual no tienen programas políticos, sociales y económicos claramente definidos, lo que les induce a generar odio desmesurado contra los que muestran mayor capacidad. En esas condiciones se persigue a todo aquel que piensa u obra diferente a los fascistas, y se judicializa la política.

Con este tipo de ideologías lo mejor es eliminar a todo opositor, cueste lo que cueste. Los dictadores por lo general desean perpetuarse en el poder y para ello recurren al maquiavelismo, pues “el fin justifica los medios”. En el socialismo Siglo XXI predominan guerrilleros, terroristas y algunas organizaciones sociales que se sustentan con la coca, narcotráfico, contrabando, explotación de riquezas naturales… todo ello controlado por satélite. Por tal razón en nuestro medio esos delitos son tratados por una justicia “manejada por la coca”.

En octubre de 2011 el Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP) ha hecho un estudio de las percepciones sobre el racismo y discriminación en Bolivia, cuyos resultados son preocupantes. Según mi criterio, nuestros gobernantes ejecutan sus acciones por lo general al revés de lo que dice la lógica. Pero el ciudadano tiene derecho de saber quién nos pasará la factura posteriormente.

Nos encontramos ante una democracia que simula ser una dictadura blanda. En otras palabras, están manoseando la democracia con fines oscuros. Por fortuna el pueblo es consciente de que cuando los dictadores se disfrazan de demócratas es como practicar el racismo y la discriminación sin medida ni clemencia, entonces las consecuencias son funestas para los que agravian y humillan.

El autor es docente universitario.

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