Oscar Espinosa García
Han transcurrido dos años del fallecimiento del Arq. José de Mesa, que fue mi profesor de literatura e historia en el colegio San Calixto. También fue catedrático en la UMSA, pero de una facultad diferente a la mía. A pesar de que estudié ingeniería civil, las clases del profesor Mesa tuvieron un gran impacto en mi vida en todo aspecto, incluso el profesional.
Las clases de literatura del profesor Mesa consistían en el análisis de libros, principalmente nacionales, que los discutíamos en clases. Las discusiones eran muy interesantes, en las cuales cada estudiante podía libremente exponer sus ideas. Creo que esto impulsó a muchos de nosotros a entrar en el mundo de los libros serios, que te hacen pensar y donde encuentras enseñanzas para la vida. Un ex alumno del profesor Mesa de la Facultad de Arquitectura me decía que el profesor le había enseñado a leer libros.
El profesor Mesa era muy exigente, de hecho creo que la tarea más difícil que tuve en toda mi vida de estudiante, fue la que él nos dio: escribir una novela. En mis tiempos de estudiante existía (en algunos) la idea equivocada de que si ibas a estudiar ingeniería, no interesaba estudiar literatura u otra materia de un campo diferente. Pero la literatura es importante en la ingeniería, aparte de que es una forma de ponerle gratificación a la vida. En los países desarrollados, se conoce que un porcentaje elevado de los ingenieros leen libros que no son de ingeniería, principalmente novelas.
De hecho, se calcula que un 30% del tiempo que dedican los ingenieros a su trabajo, lo usan para escribir informes y la mejor manera de aprender a escribir es leer libros. Ahora me doy cuenta de que la novela que escribí como tarea para el profesor Mesa, no fue una pérdida de tiempo. Por otro lado, se ha encontrado que los mejores ingenieros son los que tienen una amplia cultura, lo cual se adquiere leyendo libros.
Mi encuentro con la historia con el profesor Mesa fue también determinante. De las clases donde se enseñaba la historia prefabricada sin bases de investigación, me encontré con las clases del profesor Mesa, donde él nos presentaba la verdadera historia sobre la base de testimonios confiables e investigaciones serias. Por el profesor Mesa conocí a Tiwanaku, que es nuestro antecedente histórico precolombino, del cual los bolivianos tenemos que estar muy orgullosos. También aprendí que la historia de Bolivia está en el medio de la leyenda negra y blanca de la conquista.
Hace dos años visité los sitios arqueológicos de las culturas Moche y Chimú en la ciudad peruana de Trujillo. Viendo lo bien cuidados y atendidos que están, me dio mucha pena constatar lo descuidado que está Tiwanaku y lo poco que se hace en cuanto a restauración e investigación. El sitio arqueológico de Moche está administrado por un banco privado y el de Chimú por una institución pública, donde participan universidades peruanas. La National Geographic Society y prestigiosas universidades de todo el mundo realizan en ellos investigaciones y trabajos de restauración. Todo ello hace que estos dos sitios arqueológicos sean una referencia mundial en la arqueología.
Esta es la experiencia que tuve con el profesor Mesa, que fue muy provechosa para mi vida y formación profesional. En lo que se refiere a su labor de educador, creo que su lucha era para que el país tenga más escritores, más investigadores del arte y la historia y, en general, más intelectuales y bolivianos cultos.
El autor es ingeniero civil y docente de la UMSA.
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