Saturnino Mayorga Pérez
El 6 de junio está establecido como Día del Maestro Boliviano, en homenaje a que en esa fecha en 1909 fue fundada la primera Escuela Normal de Maestros, en la ciudad de Sucre, durante el gobierno del doctor y general Ismael Montes, y su ministro de Instrucción, el Dr. Daniel Sánchez Bustamante.
Desde la creación de la República de Bolivia, hubo varios intentos para fundar una Escuela Normal que prepare maestros. El Libertador Simón Bolívar, Presidente en 1825, nombró a su maestro Simón Rodríguez como Director General de Instrucción y lo primero que le encomendó fue fundar la Primera Normal. Pero las circunstancias especiales de la época no le permitieron hacerlo, por lo que subsistió por algún tiempo la enseñanza del “Cristhus” ABC, el deletreo y el catecismo. Cualquiera podía ser maestro sin necesidad de título profesional.
Para subsanar esta anomalía se presentó proyectos de ley en la Cámara y Resoluciones Supremas para fundar la Normal, sin llegar a ser efectivas. Así, por mucho tiempo más el magisterio boliviano continuó siendo interino, improvisado y transitorio, sin constituir una carrera profesional ni garantía para los educandos.
Sólo en el gobierno del Gral. Ismael Montes y su ministro de Instrucción, Dr. Daniel Sánchez Bustamante, se logró fundar la Escuela Normal. Sobre este acontecimiento magno, Sánchez Bustamante decía: “Al despertar el novecientos y cuando el mundo entero ardía espiritualmente en reformas pedagógicas, la rutina absoluta se enseñoreaba en nuestras escuelas. El maestro era un advenedizo que pasaba el tiempo en la tarea, hasta encontrar un puesto mejor o bien era un apóstol poseído de virtudes, que moría en la indigencia. Faustino Sarmiento en la Argentina, Abelardo Núñez en Chile, ya habían organizado las primeras Escuelas Normales en Sudamérica. Mientras en Bolivia, la fundación de una Escuela Normal era la ilusión de los intelectuales de vanguardia”. Y agregaba, “donde no hay Escuelas Normales la educación será un mito o un estafa, así como donde no hay Facultades de Medicina campea el curandero o el Callahuaya”.
Enviado el Dr. Sánchez Bustamante a Europa en misión de estudios educacionales, se informó del funcionamiento de las Escuelas Normales en Bélgica, Alemania, Suiza y Francia. Pero sabiendo que en Bélgica se llevaba un gran movimiento educacional, se apresuró a proponer al gobierno la contratación de una Misión Pedagógica Belga a cargo del Dr. Georges Rouma para la dirección de la primera Escuela Normal.
En el año 1909 el país se preparaba para festejar el centenario del Primer Grito de Independencia, lanzado en Chuquisaca el 25 de mayo de 1809, entonces el Gobierno como una justa recompensa a la Capital de la República, resolvió entregar a Sucre la primera Escuela Nacional de Maestros.
El lunes 6 de junio de 1909 fueron instaladas las labores de este primer Instituto Docente de la República con los siguientes profesores de prestigio: Director Leónidas Banderas Lebrúm (chileno); profesores: José María Araujo, Guillermo Loaiza, Fanor Romero, José María Urdininea, Mariano Oropeza, H. Gisse, Emilio Finot, Oscar Hernández, Luis Echeverría y Achiles Van Swae (los tres últimos chilenos).
El Gral. Montes conmovido por este acto de fundación, entre otras cosas dijo: “La Escuela Normal es la base de toda instrucción y de toda educación y que no sólo les presta unidad y eficacia, sino también las nacionaliza, dando así personalidad y carácter propio a cada pueblo... Cuando se trata de difundir y mejorar la cultura popular, el agente principal es el maestro...”.
A dos meses de iniciadas las labores en la Normal, llegó la misión belga a la cabeza del pedagogo Dr. Georges Rouma, que asumió la dirección del plantel con el siguiente personal: Adhemar Gehain, Raymond Thirion, Constant Lurquin, Julien Fisher, Henry De Gens, Cristhian Jacobs, Julie Degand (todos ellos renombrados pedagogos europeos). Se incorporaron algunos residentes en Sucre, el francés Luis Buch y el gran compositor músico, Director de la Filarmónica, don Eduardo Berdecio.
Con la Misión Belga traída por el presidente Ismael Montes y su ministro Dr. Daniel Sánchez Bustamante, comenzó la nueva era en la educación boliviana sobre bases científicas. La educación ingresó a la “revolución copernicana”, por la cual los métodos, planes y programas giran alrededor del niño, y no ya el niño gira alrededor de un programa formulado fuera de él. La educación destierra el dogmatismo, la autocracia y magister dixit y cualquier aprendizaje mecánico, pasivo y mnemónico que embotan la inteligencia.
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