El milagro duró sólo un instante. Luego de que los médicos les entregaran el cuerpo del niño, los familiares lo llevaron a la casa y, tras hacer los preparativos necesarios, se dispusieron a velarlo. Al día siguiente, una hora antes del entierro, escucharon la voz que jamás creían volver a oír. “Papi, ¿puedo tomar un poco de agua?”
“Todos empezamos a gritar, no podíamos creer lo que veían nuestros ojos. Luego pensamos que se había producido un milagro y que nuestro hijo había vuelto a la vida”, contó Antonio Santos, el padre. “Entonces, Kelvin simplemente se acostó como antes. No pudimos despertarlo. Estaba muerto nuevamente”, agregó. (Infobae)
Cuando al retornar al hospital los doctores lo revisaron y le confirmaron que no tenía signos vitales, Santos no quería creerlo. “Me aseguraron que estaba realmente muerto, pero no me dieron ninguna explicación por lo que vimos y escuchamos”, relató.