Enrique Vega
No hay datos disponibles sobre el número de niños y niñas soldados en el mundo, pero se tiene conocimiento de la participación de menores en numerosos conflictos armados desde 2005 y se sabe que gobiernos o grupos armados de al menos 15 países siguen reclutando menores.
El uso de nuevas tecnologías y la ausencia de campos de combate y adversarios identificables suponen un mayor riesgo para los niños en los escenarios de guerra. Preocupa en especial que, con tan sólo ocho años de edad o con alguna discapacidad, sean utilizados para transportar explosivos.
Según Naciones Unidas, en Irak, grupos terroristas utilizan a niños y niñas para espiar y reconocer el terreno, transportar material, equipos militares, colocar artefactos y participar en ataques, lo que provocó la muerte de al menos 194 menores en ese país en 2010.
Ese año se firmaron importantes planes de acción para poner fin al reclutamiento de menores soldados y para asegurar su liberación en países como Afganistán, Chad o Costa de Marfil, mientras que en Sudán, República Democrática de Congo o Myanmar fueron liberados más de 11.000.
Para conseguir mayores avances, las organizaciones que trabajan para erradicar este problema reclaman a los Estados que prioricen la promoción de los derechos humanos y la protección de los menores.
Además de la prevención y de la desmovilización, la rehabilitación y la reinserción de los niños y las niñas soldados contribuyen a la erradicación de esa lacra, que deja secuelas psíquicas y físicas. Éstas tienen un impacto tanto en su futuro personal como en el de las comunidades en las que viven y en sus posibilidades de desarrollo.
La educación constituye una herramienta fundamental de la reintegración, sea como formación básica o bien como formación profesional, al permitir incrementar sus conocimientos y sus oportunidades de empleo, y contribuir a su desarrollo personal y comunitario.
Dentro de los mecanismos de rehabilitación y reinserción, es necesario que se incorpore a los menores soldados en los criterios de solicitud de asilo. A pesar de los avances logrados en la prevención y la liberación de niños soldados, y de que 142 países han ratificado ya el Protocolo facultativo relativo a la participación de niños en conflictos armados de Naciones, aún quedan retos pendientes en esta materia.
En la actualidad no existe un tratado internacional firme y sólido sobre el comercio de armas que regule su transferencia a países donde haya riesgo de que se utilicen para cometer violaciones de derechos humanos. El próximo mes de julio está prevista la celebración de una conferencia preparatoria de dicho tratado.
Participar en un conflicto armado supone a veces que los niños sean considerados como culpables y no como víctimas. Los Estados arrestan y detienen a cada vez más niños y niñas por su presunta vinculación a grupos armados. Las condiciones en que se les mantiene cuando son capturados y encerrados a veces no cumplen las normas mínimas establecidas en los instrumentos jurídicos internacionales.
En muchas ocasiones, los niños y niñas son reclutados en la escuela. En Somalia, sólo durante el mes de junio de 2010, profesores y personal administrativo fueron forzados a entregar a 300 niños a grupos armados para su adiestramiento.
En España, las ONG Alboan, Amnistía Internacional, Entreculturas, Save the Children y Fundación El Compromiso promueven actuaciones para luchar contra el uso de niños y niñas como soldados. Entre ellas, la sensibilización y movilización de la población frente a esa realidad. Asimismo, trabajan para que la situación de dichos menores se mantenga en las agendas políticas, exigen responsabilidades y realizan investigaciones en la materia.
Con el fin de avanzar en la erradicación de esta lacra, han reclamado al gobierno que el próximo reglamento de la Ley de Asilo incluya el reclutamiento forzoso de niños soldado como motivo de solicitud de asilo. También piden la ratificación universal del Protocolo facultativo relativo a menores soldados de la Convención sobre los Derechos del Niño.
Proponen impulsar programas internacionales de asistencia a menores soldado, en los que se preste atención a su situación psicológica, rehabilitación e integración y se les facilite el acceso a oportunidades de educación y empleo adecuados.
Cómo dice un niño ex soldado del conflicto de Sierra Leona: “Ser un soldado no es difícil: o te acostumbras o te matan. Lo más duro es conseguir vivir con tus recuerdos y volver a ser tú mismo después de haber hecho las cosas que has hecho”.
El autor es periodista.
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