Análisis del evento internacional desarrollado en Bolivia
• Politólogo califica diplomacia boliviana como “extraviada” por contradicciones.
La 42 Asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA), fue un foro utilizado por la Alianza Bolivariana para los Pueblo de Nuestra América (ALBA), con el fin de reforzar y radicalizar su posición política, dejando en segundo plano temas de interés para Bolivia como la reivindicación marítima o la ponencia de la soberanía alimentaria.
El politólogo Franklin Pareja evaluó esta cumbre internacional manifestando que hubo una exagerada e innecesaria presencia de los presidentes del ALBA en desmedro de la OEA.
“Fue una Asamblea organizada a la boliviana, porque comenzó como una reunión de organizaciones sociales y luego hubo una exagerada e impertinente presencia del presidente Rafael Correa y Bolivia quedó mal parada por la contradicción de organizar un evento y criticar a esa instancia”, dijo.
Pareja agregó que el tema marítimo o la ponencia de la soberanía alimentaria, quedaron en el discurso e incluso Argentina logró respaldo de la región a la causa de las islas Malvinas.
Sobre el protagonismo del grupo regional, señaló que “el ALBA tiene una posición radical y el presidente Correa no contribuyó a generar unidad sino que polarizó el encuentro con la imposición de una visión que sólo comparten los gobiernos de esos países como Venezuela, Bolivia, Ecuador o Nicaragua”.
El encuentro de Tiquipaya tenía la finalidad de definir en la agenda regional el tema de la seguridad alimentaria con soberanía, al menos esa era la ponencia de Bolivia frente al mundo, pero la propuesta si bien logró ser aprobada pasó a un tercer plano para las expectativas del país.
Las esperanzas de repetir una victoria diplomática como la Resolución de 1979 en cuanto al tema marítimo también quedaron diezmadas y fue Chile quien ganó al definirse que la controversia es un asunto bilateral.
Durante todo el encuentro de cancilleres, tanto el presidente boliviano Evo Morales como su par ecuatoriano Rafael Correa, se dedicaron a cuestionar a la OEA y sus instancias como el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) calificándolas como instrumentos que obedecen a intereses del “Imperio”.
A partir de estas palabras y desde la Asamblea General desarrollada en Cochabamba, el grupo del ALBA continuará en procura de crear entidades paralelas o reformular las ya existentes en la región.
ALBA
El expresidente de Colombia, Ernesto Samper, explicó en su paso por Bolivia, que existen cuatro grupos en el continente que pugnan por lograr consolidar su modelo económico, ideológico y social. Norteamérica, el Eje del Pacífico, el grupo del Caribe y el ALBA, éste último con mayor proyección bajo un discurso político radical.
Según explicó, esta pugna no permite que el continente asuma liderazgo mundial, dado el contexto internacional de declive de la economía estadounidense, la desaceleración de China o la crisis de la Unión Europea.
El grupo de ALBA fue propuesto en el marco de la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe, celebrada en la isla de Margarita, el 11 y 12 diciembre de 2001, definido como “el espacio de encuentro de los pueblos y gobiernos que entienden que la América Latina Caribeña conforma una Gran Nación, que nuestros países deben unirse para enfrentar conjuntamente los desafíos del presente y del futuro”.
FRASE
• “Decidimos participar en la Asamblea de la OEA para poner en su sitio a cierta burocracia internacional que se cree por encima de nuestros estados”. Rafael Correa, presidente de Ecuador.
• “Es nuestra obligación cómo cambiar a la OEA, por tanto para la OEA hay dos caminos: o muere al servicio del imperio o renace para servir a los pueblos de América”. Evo Morales, mandatario de Bolivia.
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