Leonel Reyes, uno de los mejores volantes de contención del fútbol nacional
Yo tenía pensado terminar mi carrera en Bolívar, porque me formé ahí, toda mi carrera del fútbol la pasé en Bolívar. Muchas veces tuve oportunidades de irme a otros equipos, pero por el cariño, el respeto y agradecimiento al club, nunca acepté.
¿Cómo fue tu niñez?
Nací y me críe aquí en La Paz, en San Pedro, luego nos trasladamos por muchos lugares en la ciudad. Como todo niño, siempre jugaba en el parque, en la canchita con todos los amigos, con mis primos, fue una época muy linda.
¿Cómo nace tu pasión por el fútbol?
Para ser sincero, no me gustaba mucho el fútbol, incluso viendo cómo se maneja el fútbol, muchas veces quise dejarlo. Mi papá fue el que siempre me impulsó para que continúe en este deporte, era el que siempre me animaba y me hacía trabajar, gracias a eso llegué hasta donde llegué.
HOJA DE VIDA
Nombre: Leonel Alfredo Reyes Saravia 1993. Llega a Bolívar para formar parte después de Iberoamericana 2000. En la selección boliviana de fútbol de salón, consigue el subcampeonato mundial organizado por el país, cuando el equipo “Verde” cayó en la final frente a Colombia. 2001. Junto a Iberoamericana (que ya pertenecía a Bolívar) asciende a la Liga del Fútbol Profesional Boliviano. Debutan un 4 de marzo en Sucre frente Independiente Petrolero, perdiendo por 2 a 0. 2004. Llega al equipo profesional de Bolívar, el chileno Gustavo Huerta era el entrenador. Obtiene su primer campeonato con la Academia en el Torneo Apertura. 2004. En el segundo semestre, con Bolívar es subcampeón de la Copa Sudamericana. El mayor logro alcanzado por un equipo boliviano en torneos internacionales hasta el momento. 2005. Segundo campeonato con Bolívar en el torneo de adecuación. 2006. Tercer campeonato de su carrera con Bolívar. 2009. En el campeonato apertura, llega su tercer campeonato. 2011. Pasa a The Strongest, donde sale campeón del torneo clausura. 2012. Obtiene el bi campeonato con el Tigre en el torneo apertura de la temporada 2012-2013. |
¿Cómo empezaste tu carrera?
Jamás voy a olvidar ese día, cuando tenía 14 años y fui a probarme a Bolívar, agarrando una hoja de referencia que un amigo de mi papá le dio para que vaya a probarme. En esa época éramos como 400 o 500 chicos que queríamos mostrarnos y el encargado de vernos era el profesor Abdul Aramayo, con su gorra azul y su chaleco de Bolívar. Él tenía muy buen ojo para ver si alguien tenía talento o no, con sólo verte trotar podía decirte si tenías lo necesario o no para ser jugador.
¿Cuánto significó el profesor Aramayo en tu carrera?
Con él aprendí muchísimo, desde pequeño, cuando me fui a probar a Tembladerani. Significa mucho incluso ahora, no sólo en el deportivo, sino también en la vida, me enseño mucho. Ha tenido mucho que ver en el desarrollo de mi carrera, voy a estar eternamente agradecido.
De ahí pasaste a Iberoamericana
Sí, recuerdo el primer partido que jugué como profesional, fue aquí en La Paz, frente a Blooming. Creo que fui uno de los pocos que empezó con Iberoamericana desde su ascenso de la Primera B, cuando todavía se llamaba Universidad Iberoamericana, una vez que ascendimos a la Primera A, Bolívar compró el equipo, y me quedé, porque en ese tiempo, Bolívar siempre me prestaba a otros equipos para que juegue, y yo sólo obedecía, esperando mi oportunidad en Bolívar.
¿Cómo llegaste a Bolívar?
Paradójicamente, fue un entrenador extranjero, un chileno que me dio la oportunidad de jugar en Bolívar, el profesor Gustavo Huerta, quien vio mis condiciones en “Ibero” y me llamó para que juegue con el primer equipo. Fue algo muy lindo, después de trabajar durante muchos años, llegué a Bolívar, donde conseguimos cinco campeonatos, hasta un subcampeonato en la Copa Sudamericana.
¿Qué recuerdos tienes de esa etapa en Bolívar?
Lindos recuerdos, de toda la gente con la que tuve la oportunidad de trabajar desde que empecé, con quienes aprendí por ejemplo, que lo más importante en tu carrera es la disciplina y la puntualidad. Jugadores como Marco Sandy, Óscar Sánchez, grandes jugadores y personas. Recuerdo a Pedro Guiberguis, alguien que siempre fue muy bueno conmigo, también una gran persona, igual que Marco Antonio Etcheverry, a quien yo veía jugar y lo admiraba mucho, y también pude trabajar con él. De los últimos también recuerdo con cariño a William Ferreira, gran tipo, un goleador como hace mucho tiempo no tenía Bolívar, Alejandro Schiaparelli, Carlos Arias, que está donde está gracias a su esfuerzo. También de toda la gente que trabaja en Bolívar, a don Héctor Montes (utilero), a Lino Vargas (kinesiólogo), Omar Rocha (fisioterapeuta), a don Lothar Kerscher (dirigente), que me trató muy bien desde que llegué.
TU SALIDA DE BOLÍVAR
Yo tenía pensado terminar mi carrera en Bolívar, porque me formé ahí, toda mi carrera del fútbol la pasé en Bolívar. Muchas veces tuve oportunidades de irme a otros equipos del país e incluso del extranjero, donde me ofrecieron ganar más dinero; pero por el cariño, el respeto y agradecimiento al club, nunca acepté, siempre preferí quedarme en el equipo. Pensaba terminar mi carrera ahí, pero el fútbol no es como uno piensa, uno tiene que atenerse a lo que mandan otros, a lo que deciden otros. Ellos decidieron que ya no querían contar con mis servicios y me fui, muy agradecido por todo. Y lo bueno que me fui a otro grande del fútbol.
¿Qué sientes por no haber permanecido en Bolívar?
Siempre le voy a guardar mucho cariño a Bolívar, porque la institución no es un dirigente, o varios, o un entrenador, la institución son todos; jugadores, directivos e hinchas. Todos la conforman. Me dolió haberme ido así, yo nunca le falté a Bolívar, no hice nada en contra del club, siempre respondí con mucho trabajo. Y cuando me fui, no les respondí mal o hable mal, les respondí con mi trabajo en otro equipo, saliendo campeón con el Tigre.
¿Cómo fue esa transición a The Strongest?
Cuando me fui de Bolívar, mi papá me decía que si había estado toda mi vida en Bolívar, no podía irme a un equipo de menor jerarquía, con todo el respeto que se merecen los otros equipos, y me habló del otro grande de La Paz, el Tigre. Fue algo difícil, (risas) no me acostumbraba a entrenar en Achumani, me sentía raro, toda mi vida entrené en Tembladerani.
El fútbol de salón, tu otra pasión
Mi pasión es el fútbol de salón, ahí he conocido a las personas que han llenado verdaderamente mi vida de alegría, no se gana dinero, pero si se gana cariño. Con decirte que muchas veces dejé entrenamientos en las divisiones inferiores de Bolívar para ir a jugar nacionales de fútbol de salón, donde creo que me han dado más valor que en el fútbol, porque el sacrificio que demostraba era retribuido con convocatorias a las selecciones. Desde que tengo 14 años he estado en las selecciones.
Lindos recuerdos en esta disciplina
Fue lo máximo haber llegado a un mundial, y casi haber salido campeones, por cosas del destino no se nos ha dado. Recuerdo que nunca había sentido cariño a la bandera, ni en colegio sabía lo que era sentir ese cariño por tu bandera, por tu país. Jugando en el fútbol de salón las eliminatorias juveniles en Brasil, me puse a llorar, ver mi bandera flamear y cantar el himno nacional para mí ha sido lo máximo, por eso siempre he dado lo mejor de mí en todas las selecciones nacionales.
De no haber sido futbolista, ¿qué profesión te habría gustado tener?
Por el tiempo que le dediqué al fútbol y al fútbol de salón, no pude estudiar otra cosa, algo de lo que me arrepiento hoy a mis 35 años, pero nunca es tarde.
Ahora que está cerca el fin de tu carrera deportiva, ¿qué te ves haciendo?
Me gustaría formar a los chicos, me encanta trabajar con los niños, les puedes enseñar muchas cosas a diferencia de los grandes. También me gustaría ser ayudante de campo de mi papá, que es un gran entrenador, prueba clara es el trabajo que hizo conmigo.
¿Qué mensaje les darías a los niños, paceños especialmente, que quieren llegar lejos en el fútbol?
Que trabajen y aprendan lo bueno de las personas, no sólo los futbolistas, sino para cualquier joven, las malas influencias se presentan día a día. Hay que dejar a esas personas a un lado. Por eso uno tiene que partir de la disciplina, del esfuerzo y lo más importante, de los valores.
Ronald Jimenez
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