El método científico

Una de las herencias que ha dejado el idealismo alemán a los pueblos que no hemos aprendido a hacer ciencia, por intermedio de algunos pensadores menores como el conde de Saint Simon y Augusto Comte, es la supuesta necesidad del uso del llamado método científico para conocer lo social.

Ingrese el lector a Internet para conocer qué es el método científico, y encontrará miles de páginas y de especialistas hispanoamericanos que le han dedicado monografías, tesis de grado de maestrías y doctorados. Ellos dan instrucciones sobre cómo utilizarlo, que en resumen abarca los siguientes puntos: observación, evaluación, inducción, deducción, prueba. Acto seguido y sin salir de Internet, busque cuántos descubrimientos de la ciencia hemos realizado utilizando el método y no encontrara alguno.

Al método científico le falta, como a todos los conocimientos que nos proveen los pensadores europeos, el elemento que le presta su eficacia, de otro modo es obvio que tendríamos que saber que todos los países del mundo se habrían industrializado con su utilización, creando de ese modo su propia competencia.

¿Qué clase de encantamiento es este que permite que los pueblos ricos y desarrollados del mundo realicen descubrimientos fabulosos con el método científico, en tanto que en el firmamento de la ciencia no se han inscrito nombres hispanos?

Comencemos por decir que cuando observamos las realidades físico naturales, que es para las que se ha desarrollado el llamado método científico, ellas se presentan a la manera de un caos, que es el mismo que se presenta cuando tratamos de encontrar en una frasco lleno de bolitas de cristal de diferentes colores, algunas de un color que no conocemos. Si no sabemos lo que debemos buscar a través de esas observaciones, nunca podremos organizarlas ni conocerlas. El mundo físico natural tiene una estructura, siempre la misma, que es la que permite utilizar un método para conocerla.

Todas las realidades físico naturales del mundo, el universo y la vida biológica, están sujetas a un repertorio de acciones, siempre el mismo de las variaciones de lo que no varía, que es lo que debemos medir para conocerlas. Esta es la ley de la naturaleza, que fue revelada por Galileo. Repertorio que se compone, como toda realidad, de lo que se manifiesta a nuestros sentidos, y de lo que no se manifiesta a ellos, que fue la razón por la que Galileo tuvo que fundar dos ciencias: la física, para conocer la estructura de la materia universal y la mecánica, para medir las fuerzas que en ella intervienen, haciéndoles ser lo que son y hacer lo que hacen, sin cuyos conocimientos no podremos descubrir ni la consistencia de la vida de un animal o de una flor, mucho menos lo que hacen los objetos del universo.

Aplicar el método científico a la busca del conocimiento de lo social, fue una de las ideas ocurrencias de Hegel en sus “Lecciones de la Filosofía de la Historia Universal”, tema al que le dedicaremos otro artículo, haciendo notar que el movimiento cultural de la modernidad europea fue ciego para percibir la contextura de las realidades sociales, que eran realidades subgéneris, que por esa razón habían resistido entregar sus secretos al uso del método científico, lo que es decir que lo humano del humano, que es el tema de estas ciencias, no tiene un repertorio de acciones siempre el mismo.

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