¿Cuánto vale la palabra?

¿Palabra empeñada, palabra birlada?, esta época poco vale el comprometerse. En el mundo del fútbol se manejan ciertos códigos que, quien los vulnere es señalado de por vida, uno de ellos es respetar el silencio con respecto a lo que sucede al interior de los vestuarios, casi nadie deja deslizar lo que se conversa o las discusiones que, al calor de un mal día o resultado se llegan a dar.

El estrechar la mano de una persona mirándola a los ojos y empeñar la palabra o comprometerse a algo en otras épocas tenía otro significado, esta acción involucraba honor, credibilidad, el apellido y la fe de hombre. Siempre critico el hecho que se generalice, soy enemigo de esto pues creo que se ingresa en un facilismo que evita profundizar, investigar o precisar datos para ser mas específicos y, en la mayoría de los casos, uno peca de injusto por incluir a muchos en responsabilidades de pocos, hay mucha gente que todavía es respetuosa de su palabra y ellos por sí mismos inspiran respeto.

Parecería que el honor del compromiso solo lo encontraremos en el papel de Tom Hanks personificando al capitán Jhon Miller en “Buscando al soldado Ryan” o el compromiso de Lancelot ante Ricardo Corazón de León y los caballeros de la mesa redonda.

El periodista Estadounidense Edward Knoblaugh conocía la fecha planeada en que se iniciaría el levantamiento que detonaría la guerra civil española. El dio su palabra al político José María Gil Robles que le comentó en confidencia el hecho, Gil Robles fue posteriormente Ministro de guerra en España. El periodista nunca traicionó su compromiso de silencio aún sabiendo que la dictadura llegaba para quedarse.

Las últimas semanas se manejaron mucho los términos honor, palabra, compromiso y otras, en un intento desesperado de recordar y apelar a lo ético para asegurar rúbricas en contratos por un año. Creo que es el único lugar en el mundo donde se escucha la famosa frase “Tenemos un contrato de palabra” o “Hay un compromiso verbal”. Esto no existe y quién piense que es suficiente para asegurar una contratación es un caballero del medioevo que más de una decepción tendrá en su existencia.

Hemos sido testigos de jugadores que practicaron con la camiseta del Tigre y firmaron días después para Bolívar, lo mismo entre Blooming y Oriente. Los representantes ante todo, nunca dejarán que una comisión se les escape por lentos, en este mundo cruel se aprende casi siempre de la peor manera.

En cualquier transacción, y usted no me dejará mentir, si se pone la plata sobre la mesa es otra cosa y en el fútbol los billetes mandan, varios dieron muchas vueltas hasta que saltaron las chequeras y recién estrecharon manos y se sacaron fotos.

Por la plata baila el mono…y a varios les dicen King Kong.