La patología de la alienación política

La presencia de insustituibles dictadores, que gobiernan hasta mascar agua, o la aparición de caudillos se debe entender como la patología de la alienación política en países de Latinoamérica y los países del norte de África. Así en Bolivia, Venezuela, Perú, Paraguay, esta práctica ha sido la norma. Cierto, en algunos de esos países las cosas van cambiando; pero no así en Bolivia y Venezuela, Ecuador, Cuba. Es insólito ver a una persona, que ya está con un pie sobre la cáscara de plátano y otro sobre el ataúd, que quiera mantenerse todavía como Presidente. O que el otro herede la propiedad del poder al hermano. Esto no es más que la alienación política, es decir la alienación de la función de poder.

Con dicha alienación Hugo Chávez se cree propietario de Venezuela y considera a los venezolanos como sus vasallos, contándoles diariamente que la revolución está acabando con el capitalismo. En nuestro país, Evo Morales sigue la misma línea, por eso se cree propietario de Bolivia y ha hecho todo para ser propietario de los poderes del Estado. Hace votar por una lista donde figuran sólo sus allegados, el pueblo no sabe quiénes son, elabora esa lista de manera arbitraria, pero en función de sus intereses. Actualmente por la connivencia entre el “sin miedo” y Morales, en una especie de “t’inku indigenista”, preparan el bipartidismo contra la oposición democrática.

Como buen alumno de Chávez, Morales apunta a repetir e imita todos sus gestos en Bolivia; sólo falta que diga: “Bolivia es mi propiedad”, pues la justicia ya está a su servicio, el órgano electoral lo propio, la Asamblea es donde se concentran los “empleados” del régimen para validar cualquier ley y corregir a las 24 horas, si es que no le conviene al caudillo. El Ejército, la Policía y el opositor deben hablar según como él quiere que hablen. Eso dijo García Linera, eso repite Evo Morales. El opositor o el crítico deben hablar de acuerdo con un reglamento hecho por el régimen.

¿Qué pasa si Hugo Chávez pierde? El riesgo es que Venezuela se vea enfrentada en una especie de guerra civil; pues Chávez difícilmente va a entregar el poder al candidato de la oposición. Es sabido que en todo este tiempo Chávez armó grupos de choque en los barrios más pobres y los hay por todo su país.

Entonces, es posible que en el transcurso de la votación incluso haya sabotaje operado por los chavistas; ya no hay militantes, sino sólo son mercenarios organizados en los que Chávez se apoya para mantenerse.

Esto también ocurre curiosamente en países del Magreb (región del norte de África), donde Al-Assad, Gadafi, Mubarak, incluso en Argelia y otros países, los caudillos buscan quedarse de manera eterna en el poder y sólo la violencia ha podido terminar con ellos. ¿De dónde viene eso? El mundo vive en esas regiones una patología política; los caudillos generalmente son personas con poca formación sobre el funcionamiento del Estado. La combinación entre el poder y la ignorancia aliena y deliran que son propietarios del poder y de todo el país. En el caso de Chávez, él esta auto-convencido de que es “el Bolívar” en persona que está presente; es el indicado para dar línea a la historia, no sólo para Venezuela sino para toda Latinoamérica o para la “patria grande”.

A esto se debe agregar los ingresos que obtiene del mundo capitalista por el consumo de hidrocarburos; un régimen que nada tiene de “socialismo”, si es que éste existe como economía; sabe que el cuento del socialismo le sirve, sabe también que esto cae bien en sectores explotados, los más deprimidos económicamente. Si gana, ganará con poco apoyo.

Se considera el salvador de América Latina, por eso agita la bandera del Alba, cuando éste apenas es un elemento simbólico, no tiene futuro económico, no tiene la fuerza para la integración, menos para el desarrollo, y los que lo apoyan lo hacen por obligación y conveniencia.

Si resulta electo, va a tratar de dejar a una autoridad de línea dura en la Vicepresidencia. Para Bolivia, una derrota de Chávez representa el derrumbe, el desbande, ya no habrá “maestros pensadores”. Muchos azules van a corretear pidiendo refugio político en algún rincón, pues la temperatura de la violencia puede provocar una sublevación. Un triunfo de Chávez también va a crear una contestación más organizada, más serena para no repetir los mismos “caudillismos” de la tradición política. No creo que el régimen chavista vaya más allá de las próximas elecciones. Ese proceso será su desintegración definitiva.