El discurso pronunciado por el presidente Evo Morales en la Cumbre Río+20, Brasil, en sentido que la llamada economía verde y el ambientalismo son estrategias del imperialismo y el colonialismo que buscarían explotar los recursos naturales para su propio beneficio, fue calificado por analistas como divisionista porque polariza a la sociedad boliviana que apoya a la novena marcha.
Carlos Cordero dijo que es evidente que el Jefe de Estado insiste en la construcción de la carretera a partir de cualquier escenario (…) los marchistas del Tipnis mantienen una postura conservacionista, lo que los hace imperialistas según el Gobierno.
Fernando Untoja dijo que como se cayó el discurso ambientalista del presidente Morales, ahora busca otros culpables, que en este caso son las mismos pueblos indígenas que le han dado su voto.
Asimismo, dijo que el Gobierno debería apuntar a políticas ambientalistas equilibradas, donde no sean sacrificados ni el hombre ni el medio ambiente. Para eso se deben respetar la autonomía de los pueblos indígenas y la Constitución Política del Estado que determina la consulta previa antes de cualquier proyecto.