La peor de las campañas bolivianas en Libertadores
“Hubo muchas protestas cuando los dirigentes de la FBF designaron “a dedo” al club Aurora para que intervenga en la Libertadores”
La de Aurora, en 1964, definitivamente, fue la peor campaña de un club boliviano en la Copa Libertadores de América. La selección venía de ganar en forma brillante el Campeonato Sudamericano, denominación que por entonces se daba a la Copa América, y se esperaba algo más del representante nacional en el también llamado hace 40 años Campeonato Sudamericano de Campeones.
La Copa Nacional Simón Bolívar comenzó a disputarse a fines de ese año. Por ello, hubo muchas protestas cuando los dirigentes de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) designaron “a dedo” al club Aurora, de Cochabamba, para que nos represente en ese torneo.
Los auroristas ingresaron así, por la ventana, a la Copa. Sus dirigentes hicieron esfuerzos y reforzaron a su equipo con los mejores jugadores de Cochabamba: Ausberto García, Máximo Alcocer, Mario Zabalaga, Jesús Herbas y Édgar Anaya. Los cuatro primeros provenían del club Wilstermann, el gran rival de los celestes. En realidad, era una especie de selección nacional con la casaca del Equipo del Pueblo.
Sin embargo, estas contrataciones fueron efectuadas 10 antes de que comience la campaña del conjunto cochabambino en la Copa y despertaron las iras del entrenador y los jugadores del plantel.
La furia llegó a tal grado que el presidente del club, Salvador Asbún, fue agredido físicamente por el técnico Pacífico Barrera y por algunos jugadores, mientras los “refuerzos” observaban el hecho desde lejos.
Entretanto, el enojo de los diferentes estamentos del fútbol nacional por la imposición de declarar a Aurora como el representante boliviano ante la Copa derivó en una firme amenaza de la poderosísima, hace cuatro décadas, Asociación de Fútbol de La Paz (AFLP), que acababa de celebrar sus 50 años con un pentagonal internacional que hizo historia, de desafiliarse de la FBF y la exigencia a la convocatoria inmediata a congreso extraordinario.
Esa firme posición dio lugar a la institucionalización de la Copa Nacional Simón Bolívar, cuyo ganador debería representar año tras año a Bolivia en la Copa de Campeones.
Barrera fue despedido de inmediato y reemplazado por Leonardo Ferrel. El equipo formaba, habitualmente, hace 44 años con José Issa, en el arco; Arturo Villarroel y Saavedra, en la defensa; Jesús Herbas, Terrazas y Orozco, en el medio campo; Zabalaga, Alcocer, García, Loma y Quinteros, en la delantera.
Eran los tiempos de 1-2-3-5, que ya había sido tácticamente superado desde por lo menos seis años atrás, cuando en la Copa Mundial Suecia 58, el campeón Brasil presentó el 1-4-2-4.
El 12 de abril de 1964, un mes y medio después de que el fútbol boliviano conquistara su mayor alegría, Aurora recibía en su cancha a Cerro Porteño, que sí se había consagrado durante la anterior campaña como campeón absoluto del fútbol paraguayo.
El empate a dos con que concluyó aquel encuentro fue desalentador. Jaime Herbas, el hermano mayor de Jesús, quien llegó de la vereda contraria, a los 39 minutos del primer tiempo, y Ausberto García, a los ocho minutos de la segunda etapa, pusieron en ventaja a los locales. El elenco visitante logró los goles del empate muy cerca del final de las acciones: Bastano Rojas, a los 38 minutos, y Mora, a los 40’, establecieron la igualdad.
No sólo sería el único punto logrado por Aurora en aquella su única campaña copera, sino que serían los dos únicos goles que anotaría en el certamen contra los 14 que recibió en su propio arco.
Una semana más tarde, en un partido intensamente disputado, Nacional derrotó a los celestes por dos a cero en Montevideo, pero el 3 de mayo, el tricolor montevideano goleó al equipo boliviano en el estadio Félix Capriles por tres a cero. Y el 17 de mayo, en el estadio De los Defensores del Chaco, de Asunción, Cerro Porteño dio cuenta de los celestes por siete a cero.
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