Sólo el Diablo pudo con Oriente

La mejor campaña de un club bo­li­viano en la Copa Li­ber­tadores de América se produjo en 1988 y tu­vo a Orien­te Pe­tro­lero co­mo su pro­ta­gonista de lujo. En su ca­lidad de subcampeón nacional, el cuadro ver­do­laga in­tervino en el certamen continental de clubes jun­to con el campeón bo­liviano, Bo­lívar, y los pa­ra­gua­yos Olim­pia y Ce­rro Porteño, en la primera fa­se.

El 5 de julio de 1988, los orientistas da­ban el pri­mer cam­pa­nazo al ga­nar en La Paz a Bo­lívar por dos a uno. Ésta es una de las con­ta­das de­rro­tas de los aca­démicos en el es­ta­dio Her­nan­do Siles, de Mi­ra­flo­res.

15 días más tarde, los re­fineros da­ban otra enor­me satisfacción a sus miles de fanáticos al im­po­ner­se por uno a cero a Olim­pia, pero a continuación so­bre­ven­drían dos tro­pezones que no re­pre­sentaron una caída pa­ra el equi­po al­bi­ver­de: empató en el es­ta­dio Ramón Agui­lera Cos­tas a dos con Ce­rro Porteño y cayó en su casa an­te Bolívar por tres goles contra uno.

De esa ma­ne­ra, los ce­lestes re­cu­pe­raban terreno en la com­pe­ten­cia in­ter­nacional, pe­ro en Asunción, las cosas serían di­fe­ren­tes, aun­que el 16 de agosto, per­día por la mí­nima di­fe­rencia ante el Cerro Porteño, tres días des­pués, se produciría una hazaña, pues en el es­tadio De los Defensores del Chaco, Oriente vencía sin discusión al Olimpia, rey de copas del fútbol paraguayo.

Aquellos dos puntos, pues por en­ton­ces, una victoria reportaba dos puntos, per­mi­tieron al gran equipo cruceño ganar el grupo 4, en tanto que, junto con Bolívar, que acumuló seis puntos y +2 de gol di­fe­rencia, eliminaron a los dos elencos pa­ra­gua­yos. Cerro Porteño también sumó seis unidades, pero su gol diferencia fue de -1, en tanto que Olimpia, que cumpliría una de sus peores campañas en este cer­ta­men, logró solamente cinco puntos.

En la segunda fase, mientras Bolívar caía eliminado estrechamente a manos de Newell‘s Old Boys, de Argentina, Oriente Petrolero lograba otro éxito sin precedentes: superar la segunda fase de la Copa Li­ber­ta­dores e inscribirse entre los se­mi­finalistas de la competencia.

El Cacique, el Colo Colo chileno habría de ser su víctima. La noche del 8 de septiembre, el estadio Ramón Aguilera fue escenario de una gran victoria orientista por dos goles contra uno al elenco popular de la capital chilena.

Una semana después, los orien­tis­tas llegaban a Santiago con la misión de hacer valer el gol de di­fe­rencia -por entonces los tantos ano­tados en condición de visitante no valían el doble, como sucede ac­tual­mente- logrado en la ida.

Fue la noche en la que el cuidapalos Carlos Leonel Trucco expuso sus magníficas condiciones y la defensa en la que brillaba la experiencia de Roberto Antonio Brunetto per­mi­tie­ron a Oriente Petrolero mantener el em­pa­te a cero en el estadio Na­cio­nal, de Santiago.

A otra cosa mariposa. Además de los citados jugadores, en el cuadro verdolaga jugaban hombres tan im­portantes como Carlos Leo­nel ­Truc­co, Ro­mer Roca, Roberto Brunetto, Mar­ciado Saldías, Celio Alves, Car­los Sebastián da Silva, Arturo García o Víctor Hugo Antelo, sólo para citar a algunos muy importantes.

En las semifinales de la Copa, Orien­te quedó eliminado, pero no desentonó ante una potencia con­ti­nental de los 80, como el América de Cali, simbolizado por un diablo, siempre sospechado de ser fi­nan­cia­do por oscuros intereses.

El 21 de septiembre de 1988, los caleños se llevaron un empate a uno del estadio Tahuichi Aguilera, en tanto que en el “Pascual Gue­rre­ro”, la victoria fue de los locales por dos a cero, en partido disputado el 28 de septiembre.

Se cerraba, así, una de las páginas más importantes y brillantes en la historia de los verdolagas y del fútbol nacional, en general.

Nacional, de Uruguay, sería el campeón de aquella edición de la Copa Libertadores, la última en la que se proclamaría ganador.