Acido Sulfúrico: acelera su destrucción
NI EL FIERRO Y MENOS EL CEMENTO SON RESISTENTES A ESTE QUÍMICO
Durante años, casi la solución práctica para que los ríos no causen daños a los ciudadanos paceños, fue embovedarlos, y así utilizarlos como alcantarillado en el cien por cien, provocando una contaminación a cada segundo, sin embargo una investigación reciente ha demostrado que estas aguas residuales producen químicos como el ácido sulfúrico que destruye el cemento y el fierro en el hormigón de las bóvedas.
Las posibilidades de que se hundan las bóvedas de los ríos son aceleradas, si no se toman en cuenta estudios que se realizan de manera privada y con el único propósito de evitar riesgos a los ciudadanos a futuro y más aún cuando comienzan las lluvias. El ácido sulfúrico, no solo destruye materiales resistentes, sino también mata vidas.
Metro Cuadrado presenta en esta ocasión un estudio e investigación sobre el efecto contaminante que realizamos los humanos sobre los ríos. Mismos que afectan a las estructuras de las bóvedas de manera interna, donde los químicos de manera silenciosa trabajan a casa segundo en el deterioro del material como el cemento y el fierro.
PROCESO SILENCIOSO Y EFECTIVO EN LA DESTRUCCIÓN
La degradación de las heces fecales, que son colectadas mediante las tuberías del alcantarillado sanitario dentro de nuestras propiedades, las mismas que continúan su recorrido hasta descargar en los drenajes naturales (ríos) de la ciudad de La Paz, provocan estos daños irreparables, los cuales nuestras autoridades deben prestar urgente atención.
Un estudio realizado por el ingeniero Vladimir Gómez Dants de la empresa Pirámide sobre la calidad de las aguas y parámetros de contaminación en el río Choqueyapu, pudo determinar que las características de las aguas residuales que transportan en algunos tramos tienen calidades similares a los afluentes que llegan a las plantas de tratamiento de aguas residuales.
Las aguas negras o residuales son descargadas a los ríos, sin tratamiento alguno a través de un sistema bien desarrollado de redes de alcantarillado cloacal, red de aguas pluviales, zanjas o directamente.
Debido al crecimiento poblacional de la ciudad, los ríos se vienen embovedando continuamente. En tanto las aguas residuales debido a su transporte en las alcantarillas van sufriendo un proceso de descomposición, llevándose a cabo procesos aeróbicos, facultativos y anaeróbicos.
La actividad anaeróbica se produce por bacterias que realizan su actividad metabólica en ausencia de oxígeno. Producto de la sedimentación de la materia orgánica en las paredes de las tuberías y embovedados, se forma una bio-película, donde se desarrolla la actividad anaeróbica.
El proceso de degradación de la materia orgánica, comienza por la reducción bacterial de sulfatos en condiciones anaeróbicas y de pH bajo, esta actividad produce ácido sulfhídrico (H2S), cuando este ácido es liberado a la atmósfera de las alcantarillas y bóvedas donde toma contacto con el agua condensada, acumulada en la corona de las bóvedas. Posteriormente bajo la acción de las bacterias anaerobicas se presenta la oxidación del ácido sulfhídrico, produciéndose ácido sulfúrico (H2SO4).
EL ÁCIDO SULFÚRICO NO PERDONA NADA
El ácido sulfúrico formado, es corrosivo para las bóvedas y este efecto es conocido como el efecto corona, el cual amenaza seriamente la integridad estructural de las bóvedas. La presencia del ácido sulfhídrico, se puede reconocer debido al olor característico que tiene, pues es similar al huevo podrido y en altas concentraciones este gas es letal y menos perceptible a los sentidos.
Estos compuestos producidos, empiezan a corroer el hormigón mediante la reacción de los compuestos químicos generados por este. El ácido sulfúrico reacciona con el carbonato de calcio, si está presente en el agregado produciendo sulfato de calcio más dióxido de carbono.
El ácido sulfúrico reacciona también con los productos de hidratación del cemento, por ejemplo el hidróxido de calcio reacciona con el ácido sulfúrico, produciendo sulfato de calcio. La reacción química del hormigón con los sulfatos producidos, empiezan a debilitar la estructura. Este hecho hace que los muros de la bóveda vayan perdiendo resistencia y empiecen a fisurarse.
DEBILITAMIENTO DEL HORMIGÓN DE LAS BÓVEDAS
Considerando que las estructuras son diseñadas con cierta resistencia del hormigón, la misma va disminuyendo producto del debilitamiento del hormigón, pues este se va corroyendo paulatinamente, perdiendo sección, resistencia y se debiliten antes de cumplir con su vida útil.
Con la finalidad de evitar el deterioro prematura de las bóvedas, es necesario seguir acciones que minimicen las condiciones anaeróbicas dentro de estas estructuras. Para ello será necesario dejar tramos sin embovedar, permitiendo el ingreso de aire, produciendo la re-aireación (incremento de oxígeno disuelto en el agua). Este hecho disminuirá la formación de sulfatos y evitaría daños en las estructuras. Para ello es importante que la construcción de estos tramos, sean programadas y localizadas. La ubicación de los puntos de ingreso de aire, es función directa del área de la bóveda.
Otra solución que puede darse para evitar la corrosión del hormigón y su pronto deterioro de las bóvedas, es proteger con revoques antisulfatos que permitan prolongar la vida útil de estas importantes estructuras, aunque el inconveniente fundamental de esta alternativa es el costo que implica revocar grandes superficies. Aunque cabe destacar también que este hecho incrementaría la vida útil de las estructuras.
Cabe hacer notar que al incrementar los metros de embovedados en la ciudad, disminuimos a mayor ritmo la vida útil de las bóvedas, empeorando la calidad de las aguas residuales, poniendo en riesgo incluso la vida del río. Esto debido a que los niveles de oxígeno disuelto descenderían considerablemente.
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