[Raul Pino]

El país necesita líneas aéreas


Todos los bolivianos esperan que se solucione la actual situación de Aerosur, por la necesidad de preservar un colectivo laboral que se ha sacrificado muchos años en erigir una compañía aérea que representa un intangible muy valioso. Cualquier propuesta de salvamento para Aerosur es válida por la seriedad de los proponentes, que no invertirían si no estarían seguros de que la empresa puede reflotar. Por ello si las autoridades están obrando de buena fe no pueden calificar la acción sobre la base del monto de dinero que se invertirá, menos dificultar el reinicio de operaciones de Aerosur.

La situación mediterránea de Bolivia y la cualidad de ser un país eminentemente aeronáutico, como consecuencia de su accidentada orografía, debería hacer meditar con proyectos y leyes eficaces inmediatas a las autoridades sobre este filón de riqueza aún no explotado, preservando lo existente. Y es que es muy difícil establecer una línea aérea, administrarla, explotar las rutas elegidas, crecer en patrimonio y prestigio, y ante todo evitar los monopolios que a la postre, paradójicamente, constriñen un mercado, bajan la calidad de atención al pasajero, que es el que sustenta a las aerolíneas, y no permiten un crecimiento regular del mercado, evitando su expansión y que se produzca el fenómeno del salto cualitativo del transporte terrestre al aéreo, que en nuestro país es muy considerable. Al respecto es suficiente comprobar las estadísticas de ocupación de transporte terrestre.

La explotación del tráfico aéreo es la base fundamental para el real despegue económico del turismo en Bolivia. Si no se soluciona el aspecto del transporte aéreo, se convierte en una falacia cualquier proyecto de llegar al millón de turistas anuales, como primer objetivo.

Si asentimos que la presencia de nuevas líneas aéreas en el país es factor de generación de riqueza y empleo, independientemente de otros valores agregados, como la formación de personal boliviano en la dinámica y cambiante industria, que decanta en la adquisición de una profesión técnica válida para todos los países donde haya ejercicio de la aviación, es una contradicción que los propios cuerpos jurídicos que regulan la aeronavegación no formulen medidas atractivas para el incremento del trafico aéreo en Bolivia, que ya sufre con una infraestructura de aeropuertos muy aceptable en relación con otros países, especialmente los limítrofes, de muchas horas de ociosidad en la actividad cotidiana, y sirven mayoritariamente para los vuelos de cabotaje, que tampoco reflejan índices de intensa actividad.

Es una entelequia pretender hacer de Bolivia un país atractivamente aeronáutico, si constatamos que los costes del ejercicio de la aviación son muy altos o altísimos, como sucede con el tema del combustible para la aviación. Actualmente, por la aplicación de formulas complicadas e ininteligibles en la aplicación del precio al consumidor, ese imprescindible derivado del petróleo aparece gravado con impuestos que alcanzan el 71%, por supuesto muy superior a los vigentes en los países limítrofes y extralimítrofes.

Bolivia no puede abstraerse de los condicionantes económicos imperantes que, en la actualidad, conspiran para que la actividad de la aeronavegación, imprescindible en nuestros días, se haya tornado en el desarrollo de constantes procesos de evaluación de costes, precisamente por la sensibilidad de la misma: se gasta enormes sumas de dinero en el perfeccionamiento de la seguridad para los pasajeros, lo que inevitablemente incide en el coste de los billetes de pasaje, aunque se aclara que este gasto tiende a la preservación de la vida humana, que es nuestro máximo valor. Lo ideal, puntualizando en términos económicos, es que los costes generales de la operación aeronáutica, incluido el combustible, no sobrepasen el 35%.

Por otro lado, no se debe descuidar nuestra fe de Estado para cumplir los convenios internacionales, y en este punto precisamente, el país al ser signatario de Convenio de Varsovia se compromete a crear infraestructura aeroportuaria, una aeronavegación internacional con presencia de multitud de líneas extranjeras de tráfico regular, con condiciones óptimas de seguridad, económica, accesible y libre de monopolios.

El autor es abogado corporativo, Posgrado en Derecho Aeronáutico y Arbitraje y Conciliación.

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