¿Para cuándo los códigos de Minería e Hidrocarburos?

Es muy fácil para los políticos en el Gobierno -en este régimen y en anteriores- criticar al pasado por la desatención en el estudio y aprobación de importantes leyes. Desde hace años se espera la promulgación de los Códigos de Minería e Hidrocarburos, especialmente si se tiene en cuenta que, con las nacionalizaciones, existe una especie de diferente “status” legal para la explotación de riquezas tan importantes que brinda la naturaleza.

En ambos casos, se hace ostentación de los éxitos logrados: se dice que el país cuenta con “grandes reservas de petróleo y gas”; que en el campo de la minería poseemos muy buenas reservas de todo tipo de minerales. Alegamos criterios fuera de lugar sobre ambos casos y hasta nos damos el lujo de exigir que, por ejemplo, las empresas petroleras cumplan determinadas reglas y condiciones emanadas del mismo proceso de “nacionalización” efectuado el 1 de mayo de 2006; sin embargo, todo lo que se haga en ese campo está supeditado a lo que establezcan los códigos respectivos.

Cuando se traslada las urgencias al Poder Legislativo, integrado por senadores y diputados, éstos al tratar de dar explicaciones a los medios de comunicación, lo hacen arguyendo situaciones y hechos que no corresponden. El Poder Ejecutivo ha informado que los proyectos, con varias modificaciones hechas en seis años, han sido trasladados a las cámaras; sin embargo éstas alegan que están en las comisiones; a veces dicen ignorar qué hizo el Ejecutivo y no saben a qué atenerse para proceder a su estudio y aprobación. Por otro lado, algunos congresistas reconocen los descuidos habidos y hasta prometen, en nombre de sus bancadas, proceder al estudio pertinente.

Aún por muchos años seguiremos siendo país minero; es decir dependiente de la explotación de minerales que, con el litio agregado, adquiere mayor importancia y se abarca más tiempo; ni qué decir sobre las reservas de hierro del Mutún y de Changolla que prácticamente están para las “calendas griegas” porque no hay solución a los múltiples problemas que confrontan tanto la empresa hindú Jindal Steel como la Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM).

Hay mucha expectativa en inversionistas nacionales sobre el contenido del Código Minero y hay largas esperas por parte de posibles capitalistas extranjeros que querrían llegar a Bolivia para iniciar operaciones en cualesquiera de los rubros de la minería. Algo similar ocurre con el caso de los hidrocarburos, ya que los datos existentes, como los de la compañía especializada Ryder Scott, dan cuenta que las reservas probadas de gas natural de Bolivia, certificadas al 2009, alcanzan a 9,94 TCF (trillones de pies cúbicos), por lo que esas cifras no están actualizadas y no sirven mayormente para darse cuenta de la magnitud de lo que posee nuestro país y menos se podrá hacer cálculos sobre posibles inversiones.

Ambos casos -Minería e Hidrocarburos- difieren entre sí, pero, de todos modos, precisan de los respectivos códigos; de otro modo, seguirán los trabajos al azar y en espera de que luego podrían resultar sorpresas que desalienten a los empresarios o, lo contrario, se queden cortos ante las posibilidades que señalen ambas leyes.

Es, pues, urgente que el Ejecutivo haga los reclamos pertinentes al Legislativo para contar, en el menor tiempo, con esos documentos y sus reglamentaciones para que sean conocidos nacional e internacionalmente y no sigamos sufriendo atrasos interminables en la atención de una explotación racional de riquezas que podrían ayudarnos a iniciar un desarrollo armónico del país.