Es probable que cuando usted esté leyendo este artículo el problema minero ya se haya solucionado, si es así esta nota sigue vigente. ¿Por qué los indígenas de Mallku Khota pretenden ser cooperativistas? ¿Por qué los cooperativistas rechazaban la nacionalización de Colquiri? No se necesita un sesudo análisis para darse cuenta de que las sociedades clasistas de “Sudamérica” hoy se encuentran dentro de un mar de confusiones ideológicas y políticas, como consecuencia de su heredad colonial y que implica un correlato de los objetivos imperiales, del cual hace eco el Gobierno.
De hecho, el poder boliviano no llega (o no quiere) a advertir este propósito y se dedica a las peleas: “dividir para reinar” (Maquiavelo). Por ello el Estado plurinacional está en la incertidumbre, entre seguir favoreciendo a los cooperativistas (C), que por su posición económica son pequeño burgueses (clase), que entran en conflicto con los mineros asalariados (A, clase).
Parafraseando a Pierre Bourdieu, las clases representan un conjunto de agentes que ocupan posiciones, prácticas y tomas de decisiones semejantes. Es decir que “clase” para Bourdieu se da a partir de las posiciones que los agentes ocupan en el campo social, en consecuencia los C y los A se ubican en diferentes campos en la dimensión económica. Así, un análisis de clases en el entramado plurinacional se debilita, ya que no se logra explicar y prever prácticas y propiedades de las cosas promovidas arbitrariamente por el “indigenismo”, que “forzadamente” se permite una clasificación social insuflándola con la ideología etnocentrista, donde los C y los A como agentes sociales defenestran el capital económico para transitar al simbólico, cultural, folclórico y toponímico.
Estos agentes como clases en el etnocentrismo no se definen, advierte Bourdieu, por la posesión o no de los medios de producción sino por la posición relativa en el espacio social, que les confiere mayor o menor poder simbólico como sujetos de la cultura inmaterial subjetiva, permitiéndoles percepciones acerca del mundo.
En Marx las relaciones de propiedad constituyen el eje del sistema de clases, por ello reconoce que la dominación económica está unida a la dominación política, donde la clase dominante trata de estabilizar su posición imponiendo una ideología que legitime el poder. Frente a esta contundencia, Bourdieu se confunde con algunos preceptos del marxismo, pero le da continuidad y sostiene: la inclusión del conflicto como aspecto constitutivo de las relaciones sociales y del análisis del campo social permite la irrupción de agentes que interpelan la dimensión económica. Este aspecto posiciona a Bourdieu como seguidor de la tradición marxista.
Entonces cuando los C rechazan la nacionalización y los A aceptan, parece un entuerto y de hecho los es, pues la actual administración gubernamental no sólo ha permitido ello sino que lo promociona. Defenestra subjetivamente a la minería como cuestión de clase. Esta cuestión minera de clase en Marx retoma el carácter político y advierte que la posesión de los medios de producción es el punto a partir del cual se impone una ideología “revolucionaria” y que al parecer no es del gusto del MAS-IPSP.
En consecuencia, cuando el Estado plurinacional pretende imponer una ideología indiano-centrista se contradice con la irrupción de mineros como clase. Ello quiere decir en la percepción oficial, que los mineros se subsumen como resultado de la posesión de los bienes (los medios de producción) y de un capital etnocentrista (la suma de capital simbólico), por ello los entuertos entre los C y los A. No se trata de una “pelea” entre hermanos por el hecho de que ambos usan guardatojos. ¡No! Son dos clases en pugna.
En consecuencia, la minería como cuestión de clase a decir de Bourdieu estriba en la acción social inserta en diversas dimensiones, donde la económica destaca. En Marx la dominación entre clases sociales estriba en la explotación de unas entre otras. Sea como fuere, el papel del mercado entre los C y los A se constituye en las relaciones de producción y por ello la pugna de los otrora “hermanos de lucha”.
El autor es Director del Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán Consejo de Administración:
Miguel Lazo de la Vega |
Ernesto Murillo Estrada |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |