Bienvenida a defensores de parque Isiboro Sécure

Señor Director:

Nada como el sol sobre La Paz para dar la bienvenida a quienes soportaron verdaderos calvarios con la única finalidad de llegar a ese oasis de los Andes; calor solar sólo superado por la fraternidad de sus habitantes.

El tradicional cielo abierto de medio día fue testigo de los lentos pero firmes pasos de los marchistas por la defensa del Parque Isiboro Sécure, que se encaminaron a la Plaza de San Francisco, verdadera plaza del pueblo. Su llegada supuso la culminación de un recorrido de meses de esfuerzo y penurias, ya que el pueblo de La Paz los acogió humanitariamente.

Los preparativos para la llegada de la marcha se iniciaron tan pronto la población se enteró de que la irracional autoridad había preferido borrar su propia ley antes que reconocer su derrota popular, sufrida durante la visita anterior de estos huéspedes.

Cuánta estrategia inteligente les ha sobrado a nuestros huéspedes, a diferencia de las ofensivas y descaradas estrategias de la autoridad plurinacional; ofensiva por el insulto a nuestra inteligencia que supone el tratar de hacernos creer que las consultas previas pueden realizarse después de haber tomado ya las decisiones de manera unilateral e inconsulta.

Sepa la autoridad que defiende la idea de que aún es tiempo de hacer consulta, argumentando que aún no se ha construido el tramo dos que atraviesa el Parque Isiboro Sécure, que los tramos uno y tres ya están construidos y resulta que ahora sólo hay dos opciones: se acaba de construir la carretera por el parque y se gana la antipatía popular; o acepta una de las opciones para la carretera, haciendo uso de los millones de las reservas, a menos que exista algún inconveniente para hacer uso de este dinero, situación aparentemente no tan lejana, en vista de las marcadas diferencias entre funcionarios del Estado que, cansados de la irracionalidad de quienes son sus circunstanciales jefes, han admitido y confirmado al pueblo que este régimen no es muy diferente al típico Gobierno que reprime e impone.

Luis Fernando Flores Rojas

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